“Si es homosexual no puede ser hermano mayor”

No seré yo quien entre en disquisiciones éticas ni morales. Ni yo soy quién, ni nunca lo seré. Solo presumo de intentar llevarme bien con todos, o al menos con todo el que pueda. Tengo amigos de mi cuerda y también de otras cuerdas. Y entre mis amigos y amigas, gente de toda condición, ideología, raza y religión. Vamos, como todo el mundo. Soy un tipo normal, o al menos casi normal.

Y este tipo normal acaba de saber que un amigo suyo ha sido recientemente vetado para un cargo importante en su cofradía. El más importante de todos. El de hermano mayor. Y lo ha sido por ser homosexual. Es lo que manda la Iglesia a la que lleva toda su vida sirviendo. Y el caso es que él sabía que esto iba a ocurrir. Pero hacía falta echar un cable, empujar el carro y arrimar el hombro… y él decidió hacerlo. Sin importarle el “qué dirán”. Tocaba hacerlo y se arremangó. Sin problemas. Que pase lo que Dios quiera.

Y lo que Dios ha querido que pase, o al menos alguno de sus ministros, es que se quede quietecito y “no se meta en ná”. No vaya a ser que…

El “qué dirán” y todas esas cosas ha pesado más en la decisión de los alzacuellos, que en la de quien quedaba expuesto a la furia sin control de las redes sociales y el supremo tribunal de la calle criticona y cobarde.

A mi amigo le han dicho que no. Y posiblemente sea hasta la decisión más sensata. Pero claro, después de escuchar lo que nos dice el papa Francisco, pues como que todo esto sigue rayando un poco. Pero en fin. Así son las cosas… hasta que las cosas cambien, que tarde o temprano cambiarán.

Y lo peor es que mi amigo no entiende ahora mismo que su Iglesia no quiera contar con él... y su hermandad... su hermandad sigue teniendo un problema.

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