Al alba y como siempre, la Banda de Música Municipal Sinfónica de Sevilla, fue capaz de sobrecogernos el alma.
Al alba y como siempre, la coral cantando en las esquinas de la Catedral, rasgando con sus antífonas la nueva salida del sol, servía de puente entre nosotros y la Virgen... un nuevo 15 de agosto.
Al alba, la Virgen lucía hermosa su manto blanco hueso, cerrando como siempre, todo el detalle de una procesión que volvía a ser hermosa en sí por como es, y por cómo Sevilla se reencontraba de nuevo con su Patrona...
Una mañana dulce, fresca, brillante, y luminosa, y por entero dedicado a Ella, Patrona, a la que acompañaban los veraneantes que regresaban por unas horas a Sevilla y los caminantes que desde la madrugada, otra vez, llegaban a la capital andando, cumpliendo de nuevo sus promesas.
¿Qué más decir, si no hace falta nada más?
Que Sevilla se rindió otra vez ante su Virgen...
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