''A mi amigo Pepe'' por Ezequiel Simancas

Hace unas semanas, en un acto organizado por la Hermandad de la Candelaria enfocado al mundo de abajo, salió una vez más el eterno debate del motivo por el que tres de las familias más importantes en la historia de nuestras cofradías, capataces y costaleros, no están delante de nuestros pasos.

Realmente es algo que hoy día sigo sin entender. Alguien como yo, que vi mandar algún que otro Lunes Santo a Don Antonio Villanueva el paso del Cautivo del Tiro de Línea por el Postigo. Que viví de primera mano como Don Rafael Palacios retirado ya, tenía siempre ese contacto con las cuadrillas que su familia aún mandaban y llamaban a cada uno de esos pasos, respirándose de faldón para afuera, el respeto enorme de su gente heredado de aquellos años difíciles donde sacar un paso, no tenia ni punto de comparación con hacerlo ahora.

No seré yo quien destape las miserias de este rincón que tenemos nosotros, capataces y costaleros, en las hermandades. Pero a estos señores que desgraciadamente ya no están, faltarían agradecimientos por todo lo que aportaron a muchas hermandades, con sus defectos y sus virtudes, que las hubo, para qué vamos a engañarnos, pero que estuvieron cuando más falta hacia.

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Mi afición y mi devoción al mundo de abajo, hace que a todos los que vivieron una época pasada delante de los pasos, mis respetos vayan por delante y cada vez que tenga la oportunidad de mostrárselo, lo haré.

Fue un auténtico honor, Pepe Sacrificio Martinez Romero, verte mandar un paso. Tú, que eres conocedor que después de una chicotá mala, viene la buena, cuídate mucho amigo, ahora vienen las buenas.

Permíteme, que le cuente a mi hijo el día de mañana, que yo viví en primera persona cómo Pepe, volvió a mandar a nuestra Virgen de Loreto. Que me quedó claro que compartimos amor por Ella. Y que ojalá algún día, consiga ser un capataz con la personalidad de vuestra familia.

Un fuerte abrazo.
Siempre de frente.

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