''Carta a Pepe Carrión y Covadonga'' por José Antonio Valenzuela

Fíjate Covadonga; ha querido Dios llamar a Pepe a su presencia el día en que celebramos la Natividad de la Virgen. De Nuestra Madre del Socorro. No es casualidad no; porque para Dios no existen esas cosas. De buen seguro que ya estará disfrutando de la presencia de nuestro Creador y de su Madre, La cual le habrá recibido bajo su Manto protector, ya que era una buena persona y una persona muy buena. 

Y lo ha llamado de la forma que a vosotros siempre os gustaba hacer las cosas; en silencio y sin hacer ruido.

Ahora nos toca saber estar sin su presencia, física claro, porque para nosotros, Pepe nunca se irá de nuestros corazones y estará siempre presente en nuestras Oraciones.

Cuando esta mañana me lo dijeron, no me lo podía creer. Pepe??, Pepe Carrión??...

En ese momento han venido muchas cosas a mi memoria, pero sobre todo y en especial, lo que tú Cova y Pepe, hicisteis por mí y por mi familia, algo que nunca podremos olvidar y de lo que siempre os estaremos eternamente agradecidos, no teniendo forma alguna de devolveros tanto amor, cariño y generosidad. Que Dios os lo pague a ambos.

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Tuve la suerte como persona, como Hermano de la Cofradía de La Viga y Hermano Mayor de la misma en aquellos momentos, de compartir con Pepe momentos únicos en torno a la preparación y planificación de los actos y Cultos que con motivo la Conmemoración del 400 aniversario del Compatronazgo de Nuestra Señora del Socorro sobre nuestra Ciudad de Jerez, íbamos a celebrar en aquel año 2010.

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Gracias a Pepe, muchos aprendimos y supimos decir correctamente, la palabra Compatrona, y no Copatrona, ya que como siempre él bien decía, “…es que Ella comparte el patronazgo de Jerez joe…”. Gracias Pepe por tu sí para realizar aquel libro, en el que descubrimos aún más si cabe toda la historia que la reina del arroyo, nuestra Virgen del Socorro, atesoraba en su interior durante tantos siglos y que para muchos era desconocida. Y eso a pesar de que cada Lunes Santo, siempre ibas guardando y protegiendo con tu mano y tu imponente figura de nazareno, esa manigueta, que hoy queda huérfana; ya que a pesar de tu gran amor y devoción por Él, siempre había en tu corazón viguero, un sitio especial para Nuestra Madre del Socorro. Gracias por todo lo que hiciste para que aquello fuera algo que nunca podremos olvidar.

No quiero ni pensar, en lo que será hoy esa bodeguita que habrá en un rinconcito del cielo de esa eterna Colegial celeste; cuando Juan Román y Paco Carrasco, “la vieja guardia” te habrán visto llegar junto a los dos sacristanes de la misma, tu padre y el siempre recordado y querido Pijota.

Entre las batallitas que te cuente Juan, lo que Paco vivió en el Secretariado y los momentos y cosas únicas que siempre le pasaban al Pijota no te vas a aburrir, sin olvidarnos de Juan el Mona, el eterno encendedor de tu Cristo de La Viga.

Y con estos, todos los demás Hermanos de La Viga que de buen seguro, cada Lunes Santo y sin restricciones por virus ni nada de eso, monten su Cofradía y disfruten de esa Estación de Penitencia que ya es Eterna junto a Nuestro Señor Jesucristo y su Madre la Virgen María.

Fuiste siempre defensor a ultranza de este nuestro Jerez, diciendo las cosas como las sentías, a veces de una manera deslengüada, pero que te hacían valedor de alguien que trabajó por y para esta ciudad. Era un placer oírte siempre.

Para mí, eras el ejemplo perfecto de lo que debiera ser un Hermano que dice pertenece a una Hermandad. Oías a todos, escuchabas a todos, le dabas el sitio a cada uno, huías de los dimes y diretes buscando saber siempre antes la verdad y siempre estabas ahí para cuando alguien te necesitara. Eso es lo que creo verdaderamente significa la palabra Hermano. Y tú sin duda alguna lo fuiste para conmigo.

Querida Covadonga, mucha fuerza, Fé y confianza en el Señor ahora más que nunca en estos duros momentos, teniendo la seguridad de que Pepe seguirá cuidando de ti. Un beso y un abrazo muy grande.

Y Pepe, me despido ya de ti, no sin antes pedirte una cosita más; ya que estás ahí arriba con el que Todo lo Puede y con Su Madre, Madre nuestra y Socorro de todas nuestras necesidades, y como médico que eres, échanos una manita para que tengamos pronto una vacuna contra este maldito virus que tanto mal nos está haciendo.

Gracias Cova y hasta pronto Pepe.

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