'Contra Natura' por Darío de Jerez

En mi próximo artículo pretendía escribir sobre pulcritud. Pulcritud tuitera, claro. Que la forma es tan importante como el fondo de la cuestión sobre la que se pretende tuitear, siempre y cuando no pretendamos mostrar nuestros defectos, cosa que cada vez parece importar menos a la hora de disparar en redes sociales. Pero es lo que tiene ser libre, como el Sol cuando amanece, que a pesar de tener el otro texto a medio terminar y gracias a un tuit que publiqué al conocer la noticia de que la calle Tornería volvería a ser el camino preferido de ida a la carrera oficial por muchas cofradías, me decidí por escribir sobre esto último, que estaría más de actualidad. Sospecho que el tema de la corrección no pasará de moda en breve y siempre podré volver a el.

 Últimamente se lleva mucho en los artículos comenzar explicando el título del mismo. Si se trata de alguna palabra o expresión, como es el caso, se citan las definiciones que en el diccionario aparecen para ella, destacando la que más se ajuste al sentido que se le haya querido dar en el texto. Razón de más para que, en pos de la originalidad, yo no lo haga con este título de hoy. Todos sabemos lo que significa esta expresión latina, así que me limitaré a poner unos ejemplos sobre ella:

Ir contra natura es que en una Semana Santa donde sobran minutos en la calle y falta velocidad andando, se pretenda obligar, a no pocas cofradías, a ir hasta el comienzo de una carrera oficial que está cuarenta y cinco minutos más lejos, gracias al voto de las que no tienen que andar cuarenta y cinco minutos más.

Ir contra natura es que el Pleno de hermanos mayores apruebe por mayoría una carrera oficial que tiene la Tornería como arteria principal de llegada a la Plaza del Banco, pero que una vez derogada, vía Bertemati, las cofradías sigan teniendo precisamente esa calle como arteria principal de llegada a la actual carrera oficial, pero en sentido contrario. La realidad es tozuda. Ahora, eso si, encomiable la labor del Consejo para convertir a indecisos, ya hubiera querido Susana Díaz.

Ir contra natura es que haya hermanos mayores que apoyen esa iniciativa, aun sabiendo que va en contra del interés general de sus hermanos. Más palcos para ver menos nazarenos.

Ir contra natura es empeñarse en ser la única ciudad de España donde no se permiten procesiones el Sábado Santo, en condiciones normales (Perea, ahórrate la explicación de que por la mañana si se puede) obligando a La Piedad a salir casi de noche para regresar casi amaneciendo (el Sábado Santo) Por no hablar de la necesaria descongestión que supondría incluir en esta jornada a diversas cofradías que han manifestado su intención de trasladarse a ella.

Ir contra natura es… (seguro que pueden completar este párrafo con más de una experiencia propia. Háganlo en los comentarios a este artículo, si les place) Y ante todo esto, resulta inevitable pensar en qué es lo que hace que las cosas funcionen contra natura. Qué es lo que hace que se construyan pisos en zonas inconcebibles, qué es lo que hace que la gente olvide sus principios porque si a alguien no le gustan, tiene otros.

Una vez leí a un autor que decía que no había que engañarse, que no existían guerras de religión, ni de sucesión, ni de ningún otro tipo. Que todas las guerras eran por pasta. Y lo cierto es que si lo reducimos todo y despejamos toda la nube de incienso que nos nubla la visión, así es; por pasta. Ahora podrán estar de acuerdo conmigo o no, pero no me negarán que he tratado de ser lo más pulcro posible escribiendo todo este rollo.