Cuando ser grande es lo normal

La Virgen de la Concepción ya está en la Catedral. Llegó este domingo día 1 de diciembre, tras superar unas adversidades meteorológicas importantes a primera hora de la tarde, con aguaceros incluidos, y lo hizo como inicio a una semana de carácter extraordinario, que la Hermandad de la Exaltación lleva un año entero preparando.

Fue una tarde de emociones y recuerdos a lo vivido hace ya quince años, cuando la cofradía recogía el guante de monseñor Juan del Río, y se disponía a convertirse en la primera hermandad de penitencia de la diócesis de Asidonia, organizadora de una Coronación Canónica. Una tarde por tanto para echar la vista atrás, y descubrir entre otras cosas, y tal y como dice la canción..."cómo hemos cambiado."

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Porque la verdad es que el avance de las cofradías de Jerez en esta última década y media, ha sido absolutamente abrumador. Hace quince años no teníamos dolorosas coronadas, y ya tenemos tres. Hace quince años, los días de la Semana Santa solían tener cuatro cofradías -incluso sólo tres el Martes Santo- y ya solemos ir por seis. Hace quince años los debes en cuanto a preparación y liturgia eran evidentes, y hoy tenemos una clase cofrade dirigente que está muy por encima de las mejores previsiones, a pesar de todo.

¿Y es la Hermandad de Las Viñas la que comenzó a cambiar todo esto? Seguramente no, pero está claro que algo tuvo que ver lo que comenzó con ellos en 2004 en la Catedral, ya que desde entonces hasta ahora, el avance cofradiero en esta ciudad ha sido más que evidente. De hecho, ustedes lo saben, esta es una cofradía que en muy pocos años ha pasado de ser la Hermandad del 'Tumbaíto', a la grandísima Hermandad de la Exaltación. Una hermandad que hoy tiene un paso de misterio espectacular, un cortejo de quinientos capirotes el Viernes Santo -y subiendo- una obra asistencial constante y sin precedentes, y un proyecto de nuevo paso de palio de esos que dan miedo por lo pretencioso y arriesgado.

Una cofradía en definitiva, que se ha acostumbrado a las alturas, lo que se pudo comprobar perfectamente en el traslado de este domingo. Primero por la paciencia a la hora de tomar las decisiones correctas. Y después, por lo que nos enseñó en la calle desde su barrio de la Vid, hasta llegar a la Catedral, en un recorrido largo, que sin embargo no se hizo pesado para nada. Así fue como la hermandad que dirige Lolo Tristán nos enseñó a su dolorosa, en un paso de la sevillana Hermandad de la Hiniesta que resultó todo un acierto, y que completó la presencia de la Virgen ataviada con elementos de varias hermandades de la ciudad, que cuentan con Vírgenes coronadas. De esta forma, la saya que vimos fue la de Coronación Canónica de la Esperanza, la toca de sobremanto era la de la Virgen del Valle, el cetro que la Virgen de la Concepción llevaba en su mano derecha era la de la Patrona de Jerez, la Virgen de la Merced, y la media luna que lucía ante sí, la de la Virgen del Carmen.

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Un conjunto completo al que puso banda sonora la Banda 'Ciudad de Dos Hermanas', para cubrir un recorrido en el que no faltaron en algunos rincones, los estandartes de las hermandades de la Amargura, las Angustias, el Cristo, o el Santo Crucifijo, y también el de la Yedra, cofradía que bajó la calle Sol, con su coro, para cantar dos villancicos a la Virgen de la Concepción, creando un momento de esos que sólo se suelen dar en la Plazuela.

Especialmente hermosos los pasos por la Capilla de las Angustias y ante la parroquia de San Miguel, y cómo no, la llegada a la Catedral a eso de las nueve y media de la noche, es decir, la hora anunciada en principio, donde la comitiva llegó rodeada de un gentío, como no podía ser de otra manera, acompañados a esa hora por el mayordomo del templo, don Manuel Lozano, quien a su llegada agradeció a la cofradía su forma de hacer las cosas, emplazando a todos a participar del triduo que podremos disfrutar a partir del próximo miércoles, cada tarde desde las ocho.

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En definitiva, una tarde para felicitar a la cofradía, y para abrir la mejores previsiones para estos días, donde tenemos cita obligada en la catedral con una hermandad y con una dolorosa, que ya forman parte sin duda, de lo más grande -cofradieramente hablando- con lo que cuenta Jerez de la Frontera.

¡Enhorabuena!

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