Culmina una restauración extraordinaria: el palio del Desconsuelo

29/03/23 Cofrademanía Cofrademanía / Hdad. del Desconsuelo / Sergio Cornejo

INFORME SOBRE LA RESTAURACIÓN DEL PALIO DE LA HERMANDAD DE LOS JUDÍOS DE JEREZ DE LA FRONTERA, DE JUAN MANUEL RODRÍGUEZ OJEDA

Concluye la restauración del palio de María Santísima del Desconsuelo (Hermandad de los Judíos, Jerez de la Frontera), diseñado y ejecutado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1853-1930) en el año 1902 para la Hermandad de la Amargura de Sevilla, considerado un hito del bordado sevillano y una pieza clave en la transición al Regionalismo de principios del siglo XX. Dicha restauración ha supuesto además la recuperación de su estado primigenio, tras los avatares sufridos por el paso del tiempo e intervenciones que desconfiguraron su concepción original, lo que supone un valor añadido a los trabajos realizados por el taller sevillano de Charo Bernardino, bajo el asesoramiento de un equipo multidisciplinar de técnicos conservadores- restauradores e historiadores; por su parte, la recuperación del diseño original ha sido llevada a cabo por el arquitecto y diseñador Sergio Cornejo Ortiz.

Sobre Juan Manuel Rodríguez Ojeda y la importancia de este palio en su obra

Para los estudiosos del arte del bordado y de la Semana Santa en general, el siglo XX no se entendería sin la figura del proyectista y bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda; también el primer gran vestidor reconocido y reconocible. Se puede decir que fue el intermediario entre el Romanticismo y el Regionalismo ya que, tanto en sus atavíos como en el diseño de sus obras, distinguiéndose perfectamente unas etapas de otras por la tendencia que sigue.

En cuanto a su faceta de bordador, Rodríguez Ojeda tuvo una infancia inmersa en el ambiente romántico que imperaba en la Sevilla del XIX, lo cual influyó en su personalidad humana y artística. Todos sus primeros conocimientos los aprendió en el prestigioso taller de las Hermanas Antúnez. Si bien, la principal inspiración de Ojeda fue su ciudad natal, Sevilla, la cual sabía interpretar con precisión. De esta manera supo trasladar la corriente regionalista imperante del principio del siglo XX al lenguaje del bordado, lo cual siguió estando vigente en diseños de talleres posteriores.

De su trabajo podemos distinguir tres etapas: la primera (1881-1900) está caracterizada por la continuación del Romanticismo. La segunda etapa, entre 1900 y 1910, en la que se encuadra la obra que nos ocupa, es la llamada época de plenitud del bordado regionalista. En ella, se señala este palio como prototipo del modelo regionalista, junto con el manto y saya azules realizados para la Virgen de la Amargura, confeccionados entre 1901 y 1905; un conjunto, excepto la saya, perteneciente actualmente a la Virgen del Desconsuelo, de Jerez de la Frontera. La etapa final (1917-1930) se caracteriza por la mayor concentración de bordados en toda la superficie de la prenda; un ejemplo de este período es su obra culmen, el manto de tisú de la Esperanza Macarena, realizado con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929.

Como hemos apuntado anteriormente, Juan Manuel Rodríguez Ojeda realizó los bordados en oro del paso de palio de la dolorosa del Desconsuelo de Jerez de la Frontera. El techo de palio fue estrenado en 1902 y el manto, de terciopelo en tonalidad azul pavo real, el 16 de abril de 1905, por la Virgen de la Amargura de la capital hispalense, adquiridos por la Hermandad del Desconsuelo en el año 1926, conservándose abundante documentación de dicho contrato de adquisición.

Es el primer palio que realiza Rodríguez Ojeda con este diseño, que sirvió de guía a otros palios que se encuadran dentro de su producción: las proporciones de las bambalinas, los ejes de simetría o el recorte de las caídas,… marcan definitivamente la nueva estética que el autor conferirá a su producción y que, podemos afirmar, se ha seguido utilizando hasta la actualidad. A pesar de ser una innovación en su tiempo, estos bordados guardan ciertos resabios de la estilística precedente: especialmente en el techo y en el interior de las bambalinas nos encontramos todavía bordados que mezclan los motivos vegetales con motivos geométrico tan propios del siglo XIX, lo que lo convierten en una interesante pieza de transición. Con todo ello, los historiadores que lo han estudiado -Antonio Máñez, Gabriel Ferreras o Andrés Luque entre otros- coinciden en valorarlo como precursor directo del mítico palio rojo de la Hermandad de la Macarena.

Reconstrucción del diseño del palio y proceso de restauración

El palio del Desconsuelo sufrió entre los años 1981 y 1982 una importante transformación por el taller de Guillermo Carrasquilla, quien lo pasó a nuevo soporte y alteró su diseño y concepción original, añadiéndole sus característicos “caracolillos” para aumentar la profusión del bordado. Afortunadamente han llegado hasta nuestros días la práctica totalidad de las piezas originales, haciendo posible la recuperación integral del palio, tal y como lo creó Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

Para este trabajo de recuperación del diseño original se realizó por parte de Sergio Cornejo un primer proceso de digitalización de las piezas bordadas para, mediante el uso de programas informáticos utilizados en arquitectura y ayudado de la documentación gráfica existente -entre la que se encuentra el valioso archivo de la Fototeca de la Universidad de Sevilla, que conserva fotografías originales del techo y de la bambalina frontal, tanto exterior como interior-, reubicar cada una de las piezas bordadas, recuperar los grosores originales, completar las faltas existentes y reconstruir los ejes y vacíos tan característicos en la obra de Rodríguez Ojeda de esta primera etapa del Regionalismo sevillano.

Se puede apreciar en esta obra la inspiración que tuvo Rodríguez Ojeda en piezas del barroco local; estudioso que fue de los tejidos sevillanos del siglo XVI al XVIII. Según el historiador del arte Antonio Mañes Manaute, fue un innovador en el tema de la interpretación de los diseños, los cuales realizaba a tamaño natural, destacando en ellos su estructura simétrica, la variedad de puntos aplicados y la riqueza simbólica y ornamental. La decoración se lleva a cabo por medio de tallos, hojas de acanto y caracolillos, conjugados con perfección magistral. Igualmente importante resultan los volúmenes de los bordados, su distribución por la superficie de la pieza, prestando especial atención a los vacíos estratégicamente diseñados para que aparezca el soporte de fondo, y cada pieza de bordado obtenga la importancia conferida desde el diseño, aportándole la gracia y la elegancia propias de Rodríguez Ojeda; cuestiones que se han vuelto a recuperar con la reconstrucción y restauración llevada a cabo.

El prestigioso taller de Charo Bernardino fue el elegido por la Hermandad para restaurar esta histórica pieza de bordado, el cual le ha sabido devolver al palio el esplendor perdido. Por parte del taller, y bajo la supervisión de la Comisión de seguimiento, integrada por Lourdes Fernández, técnico conservadora- restauradora -que ejerce esta labor en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) de la Junta de Andalucía-, los historiadores del arte Gabriel Ferreras Romero y Antonio Máñez Manaute, a parte del referido diseñador y arquitecto Sergio Cornejo Ortiz, así como por el Hermano Mayor y miembros de la Hermandad, se ha procedido a la limpieza y restauración de cada una de las piezas de bordado originales, afianzamiento de las mismas e integración puntual de hilos.

La restauración ha recuperado la totalidad de las piezas originales, no siendo significativo el número de aquéllas que, bien porque no han llegado hasta nuestros días, o porque su estado no lo permitían, se han tenido que reproducir por el taller, utilizando en este caso las mismas técnicas y grosores de hilos originales. Como ejemplo de esto último, podemos destacar las piezas bordadas de las bambalinas laterales exteriores que, en una desafortunada intervención del pasado, habías sido cortadas para abrir los ojales por donde se introducen las pletinas de sujeción del techo de palio a los varales. Dichas piezas han sido reconstruidas por el taller, recuperándose el estado original de las mismas; de igual manera, gracias a la reconstrucción del diseño llevado a cabo, se ha ajustado la estructura del palio para que no afecten a los bordados de las bambalinas. Otro ejemplo lo podemos observar en la corona del escudo central del techo de palio, la cual ha recuperado dos hojas de apio del canasto que, si bien se aprecian en las fotos originales, habían sido suprimidas.

Todas las piezas se han colocado, siguiendo la plantilla del dibujo original reconstruido, sobre un nuevo soporte de terciopelo azul de seda de gran calidad, adquirido por la Hermandad para la restauración del manto de salida, con el que armonizará. Si bien no es exactamente la tonalidad azul original del palio, sí se acerca más a ella; en cualquier caso, volverá a conjuntarse con el color del manto, restaurado por José Ramón Peleteiro en el año 2013.

Se han reproducido los borlones y flecos de borlas de las bambalinas, siguiendo el mismo diseño que el original, colocándose uno a uno con gran precisión.

En lo que respecta a los escudos de las bambalinas frontal y trasera, se ha recuperado el escudo isabelino original en el óvalo derecho del frontal, mientras que en el izquierdo se representa el ángel con la custodia del escudo corporativo, si bien se ha realizado de manera más fidedigna, siguiendo el diseño realizado por Sergio Cornejo, en sedas y oro. En la bambalina trasera se mantiene el escudo de Jerez y el mismo ángel que en la delantera.

Por último, se ha realizado un nuevo bastidor y cresterías en madera por parte del especializado artesano Enrique Gonzálvez, que ha corregido algunas deformaciones que sufría la estructura anterior, ajustándose al proyecto de reconstrucción del palio.

El resultado obtenido ha satisfecho todas las expectativas puestas por la Hermandad y la comisión del seguimiento. En esta Semana Santa de 2023 tendremos la posibilidad de contemplar de nuevo la impronta original de esta extraordinaria pieza del bordado sevillano, tal y como salió en el año 1902 del taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, ahora para cobijar a la hermosa Virgen del Desconsuelo, de la señera Hermandad de los Judíos de Jerez de la Frontera, para seguir siendo un referente del arte sacro del pasado siglo. 

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