'Dejá Vú' carmelita

Déjenme que les cuente una historia que sucedió hace ahora casi veinticinco años, en la Basílica de El Carmen. Allí había por entonces una cuadrilla de costaleros, que acababa de terminar con las históricas ruedas que el paso de la Virgen había llevado 'toda la vida'. Una cuadrilla que, mal que bien, no solamente sacaba a la calle a la Reina del Carmelo, sino que además provocaba en el convento un ambiente extraordinario, lleno de gente, y de buen rollo.

Pero claro, las cosas cambian, y alguien -esto suele ser muy cofrade- decidió en su momento que había que cambiar de capataz, para poner a otro de más cercanía emocional (digámoslo así y sin dar nombres, porque algunos personajes de esta historia ya no viven entre nosotros). 

Dicho y hecho. Un día amanecieron aquellos magnificos costaleros con la sorpresa de que su capataz ya no sería quien llevara a la Virgen el día 16 de julio, aunque claro está, nadie les dio una explicación veraz y llena de hombría sobre los motivos de tal decisión. Nada de eso. Lo que ocurrió fue que se dieron mil excusas y mil explicaciones a medias, hasta que al final, el por entonces prior -responsable absoluto de la situación creada- decidió asumir toda la responsabilidad del escándalo, y mandó con cajas destempladas echar del Carmen a los que hasta entonces habían sido alma y vida de aquel enclave, y 'aquí paz, y después gloria', precisamente la gloria que ya no tuvo quien en su día fue querido, para irse de Jerez y hasta de este mundo, entre el mayor de los olvidos.

Y ya está. Así acabó la historia de aquella cuadrilla extraordinaria, que luego dejó paso a otra y a otra, hasta que muchos años después, y de la mano de Miguel Jaén, recuperó la normalidad en torno a la Patrona de las gentes del mar. Pero entonces... la historia decidió repetirse, y dejarnos en este 2017, un auténtico 'Dejá Vú' que nos dibuja exactamente lo mismo que hace ya casi un cuarto de siglo. Otra vez el capataz a la calle, otra vez los costaleros a la calle, otra vez el nuevo capataz dejando fuera de su 'igualá' a costaleros 'historicos' en El Carmen, y otra vez un prior asumiendo una responsabilidad, que no hace sino echar más leña al fuego.

La única diferencia con lo de entonces, es que antes la gente callaba su rabia y su impotencia, primero, porque no había dónde expresarla, y segundo, porque lo normal era dar la razón a la autoridad establecida. Ahora, esto no es así. Ahora, nadie da la razón porque sí a quien ostenta los cargos, y ahora, si alguien quiere contar lo que entiende como una injusticia, tan solo tiene que escribir un wasap o lanzar un mensaje en Facebook, o contactar con Cofrademanía, medio que conoce perfectamente y de primera mano, lo que pasó en El Carmen hace ya un cuarto de siglo.