Domingo de Ramos; la luz...

La luz de la pantalla del móvil, cuando empieza a sonar la alarma por la mañana, temprano, que hoy toca saborear cada segundo. La luz siempre mágica que entra a chorros por la ventana, y así desde que éramos niños. La luz del sol que alumbra el desayuno, el café, la tostada, y la hora de misa. La luz que se enreda entre las palmas, mientras siguen “...pisando nuestros pies, los umbrales de Jerusalén.”

La luz de los templos abiertos, donde toca visita a los pasos. La luz de la cerveza en el bar de enfrente. La luz de una tele que ya cuenta cosas de Semana Santa. La luz del mediodía que se va a casa a comer pronto, porque toca salir pronto otra vez. La luz de Montealegre cuando suenan las primeras cornetas en Playa del Rompidillo.

La luz del centro, mientras se abren las sillas y se preparan los palcos. La luz de la Ermita de Guía cuando van llegando los nazarenos del Perdón. La luz de la Merced cuando un cañón creado por Dios, alumbra la salida del palio blanco del Transporte. La luz de la escuela de San José, donde el cielo de la tarde se colorea con el azulón de los antifaces de aquellos nazarenitos… y la luz de la Albarizuela, llena de historia sobre las piedras de la calle Arcos... y la luz de la Plaza de las Angustias, donde Jerez viste de negro, la compañía del primer Cristo muerto de la Pasión.

Publicidad La luz de una tarde que pinta violetas desde poniente. La luz de la Plaza de la Asunción, teñida de un anaranjado sabor a antiguo. La luz de la Torre de la Catedral, ya encendida, esperando a las cofradías. La luz de los guardabrisas que empiezan a encenderse. La luz de los palios, el mejor invento de la humanidad. La luz de la mirada de los niños. La luz de los carritos que venden avellanas.

La luz de las recogidas. La luz de Tornería, difusa y mítica. La luz de la Alameda Vieja cuando pasa una Virgen. La luz de los cirios en la puerta de San Miguel. La luz de la plaza Esteve, y la luz del Arco del Arroyo, y la luz del Pago San José, y la luz de calle Francos y Santiago, ya sin luz en las alturas.

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