El mismo miedo a Cristo, 2.000 años después

Todos ustedes lo saben, porque está escrito en la historia, y si no lean los escritos de Flavio Josefo. Los judíos fueron a ver al quinto prefecto de la provincia romana de Judea, Poncio Pilatos, y le advirtieron de la posible maniobra de los seguidores de Jesús de Nazaret. Él mismo había proclamado que resucitaría de entre los muertos al tercer día, así que se temía un robo del cuerpo por parte de sus seguidores, para anunciar posteriormente el milagro por todas partes. Por esta razón, el prefecto autorizó a la guardia a vigilar el sepulcro de José de Arimatea, para evitar revueltas absurdas e innecesarias. Pero ni aún así...

Ya saben ustedes lo que pasó. Jesús se levantó y volvió a la vida. Sin más. Recuperó su trono de Gloria tras haber descendido a los infiernos, y desde un pueblo humilde e inculto, rudo y salvaje, según el todopoderoso Imperio de Roma, construyó una Iglesia universal que 2.000 años después sigue extendiendo su mensaje por todos los confines del orbe: Cristo es Rey del universo. Miren qué fácil.

Y hoy, como entonces, el mismo miedo de los que mandan. Hoy como entonces, la misma sensación de pánico invisible de quienes desde sus sillones nobles, temen que una fuerza superior les arrebate todo aquello que consiguieron de una forma o de otra. Con lo fácil que sería respetar a todo el mundo. Pero no. Hay miedo, mucho, a aquel que fue capaz de resucitar o no -eso es lo de menos- y al que desde entonces seguimos millones de personas en todo el mundo, que sí nos creemos que un día vino a vernos el mismo Dios cobrando forma humana en un varón nacido en Belén. Fe, llamamos a eso.

Por eso, hoy como entonces, existe persecución a los seguidores de Cristo. A los cristianos. En el siglo I, fue en forma de apresamientos y martirios. En el siglo XXI, ha sido, por ejemplo, en forma de desalojo de la Catedral de Granada, por parte de la Guardia Civil y la Policía Nacional, los nuevos miembros de la cohorte imperial que respondían así al 'chivatazo' de los nuevos sanedritas, aquellos vecinos que teléfono en ristre, acusaban el pasado Viernes Santo de una concentración peligrosa de veinte personas en la seo granadina, donde caben cerca de ochocientas.

Y mientras tanto, la autoridad competente dando luz verde a la preparación del Ramadán de la comunidad musulmana en Extremadura. Pues claro. Como tiene que ser. Con las debidas medidas de seguridad, por supuesto que sí. Las mismas medidas, que por otra parte, existían entre los fieles granadinos que celebraban los Santos Oficios del día del luto.. pero a las que no se hizo caso desde la Delegación del Gobierno de la capital de la Alhambra.

Esta es nuestra historia. La historia de abusos y faltas de respeto que nos rodea, y de la que estamos absolutamente hartos. La historia que algún día volverá a convertirse en cíclica, y volverá a llevarse por delante a los enemigos de Cristo que no nos respetan, como ya pasó otras veces en tantas y tantas ocasiones. Porque, entérense bien, queridos enemigos: podrán acabar con nuestros cultos, podrán ampararse en la legalidad vigente para vaciar los templos, y podrán perseguir a los cofrades que libremente manifiestan la libertad religiosa que ampara nuestra Carta Magna... pero nunca podrán acabar con la Fe. Otros lo intentaron antes y terminaron haciendo compañía al maestro armero.

¿Que no?

Prueben, prueben... a ver quién termina triunfando, como ya triunfó otra vez este pasado domingo...

Publicidad