''Es tu hora, Pregonero'' por Andrés Cañadas

Se acabaron las esperas, querido José Blas. El tiempo ha corrido -quizás más rápido de lo que en septiembre podía llegar a pensarse- y ya estamos en la antesala de tu cita en Villamarta, en la mañaña del Domingo de Pasión. No hay más. Parece un tópico, una frase hecha.. pero no lo es. Ahora te toca a ti, después de que durante medio año, nos haya tocado a los demas. Jerez es buen pagador de vez en cuando, y ha pagado con creces todo lo que el Pregonero da dado por su tierra y su Semana Santa. Pero te queda lo último. Lo más bello, y lo más duro. Alfa y omega de las emociones. Te queda la mañana de los nervios, y la noche de las esperas. Te queda dormir regular, y despertar más regular todavía. Es la penitencia que debe pasar quien se convierte cada año en la 'primera Cruz de Guía' de los cofrades. 

Pero no estás sólo, Pregonero. Para nada. Todo lo contrario. Estás absolutamente arropado, y eso es algo que notarás el Domingo en el Teatro. Ya verás como el público, tu público, siente, respira, y late contigo. Tus aciertos, serán sus aciertos. Tus emociones, serán también las suyas. Y hasta tu éxito, será el éxito de todos los que estemos al otro lado del proscenio. Es lo que tiene ser Pregonero. Que uno se convierte en protagonista absoluto de la grandeza que cobija el alma de todos los que sienten la Semana Santa como algo propio. Y tú, ahora, formas parte de esa Semana Santa que no cambiamos por ninguna otra cosa.

El alma, querido amigo. Eso es lo que se busca en el teatro. La tuya, y la nuestra. Así que déjatela allí, que ya habrá tiempo de ir a recogerla, por ejemplo, cuando pase la Amargura el Miércoles Santo junto a sus muros. Disfruta, y sé feliz. Y así todos seremos un poco más felices, cuando tu voz llene de ecos de siempre, aquel rincón de siempre que tanto sabe de tantas cosas. Es tu hora, José Blas. Saborea cada minuto de esta semana; Cada estallido de nervios; cada tiritón de impaciencia.. y respira en Pregonero por tu tierra, que eso es algo que ya nunca olvidarás.
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Publicidad Quedan aún algunos días, pero tenía ganas de escribírtelo. ¡Suerte! ¡Y que viva siempre la Semana Santa!