''Hasta siempre, mamá''

Las palabras siempre fueron amigas mías, pero hoy no lo son. Hoy me han ganado la pelea, porque intento ordenarlas pero salen corriendo cuando las llamo. Como si no quisieran estar. Como si no quisieran contar lo que deben de contar. Y es lógico que así sea, porque hoy me nacen vestidas de negro, llenas de un dolor que resulta complicado describir.

Hoy tengo que escribir una despedida amarga. La más amarga de todas. La que mi padre temía que llegara. La que nos ha dejado mudos en casa. La que mis hermanas me han anunciado entre lágrimas con sabor a madrugada, por culpa de un teléfono averiado. La que tarde o temprano llegaría... y ha tocado más temprano de lo deseado.

Mi madre se ha ido. Y no hace falta decir más. En mitad de la noche, arropada por una luna brillante y creciente, y un cielo cuajado de estrellas como aquel que tantas veces le gustó contemplar en Benamahoma, nos ha dicho adiós serenamente, dejándonos vacíos en medio de esta Navidad que ya nunca olvidaremos.

Se ha ido en busca de luz. La que nos enseñó cuando éramos niños, en forma de oraciones, o recitando aquel poema de Rubén Darío..; la que compartió conmigo cada Domingo de Ramos cuando me enseñó a vestir mi túnica de las Angustias; la que opacaban sus ojos cuando me repetía que dejara de ser costalero.. o que dejase de salir descalzo delante de la Cruz de Guía..

Se ha marchado, a buscar a su niña Carmen. A encontrarse otra vez con sus padres y con sus suegros. A abrazar de nuevo a Meme, a Mercedes, a su compadre Manolo Durán, a Pepe Carrión, a Manolo Castaño, a Ángel.. y a tantos y tantos...

Nos ha dejado vacíos. A nosotros y a sus amigos. A su gente de toda la vida. A su pandilla de siempre. A todos los que tuvieron la suerte de conocerla y quererla, recorriendo con ella el transitar de los años, desde Sevilla a Vigo, y de Vigo a Jerez.

Las palabras quieren dejar de seguir contando estas cosas. Tienen ganas de recordar lo que vivimos, pero ahora no saben cómo hacerlo. Dicen que ya habrá tiempo de ello, así que voy a hacerles caso, y me voy a limitar a daros las gracias a todos por los abrazos reales y virtuales que siguen llegando...

Son tantos, mamá, los que empiezan a echarte de menos, que incluso te enfadarías.. con lo poco que te gustaban estas cosas.

Descansa, que ya te toca, échanos una mano desde arriba de vez en cuando, y cuando el Sevilla gane algún otro título, sigue siendo la primera en aparecer por donde sea, que yo seguiré esperando tu llamada para decirme: “..ea, otra copa más.”

Ojalá sea verdad aquello en lo que creo, aquello que me ensañaste... y algún día... princesa primorosa, bajo el Cielo y sobre el mar, hallemos la blanca Estrella, que te hacía suspirar. 

Te quiero.
Te queremos.

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