"Hoy es Martes Santo" por Andrés Pérez Montilla

Que alguien ponga un poco de sensatez a todo esto. Yo, me niego a que me sigan robando un segundo más de Semana Santa. Parece mentira, pero estamos ya en el preámbulo del ecuador. Es Martes Santo, y eso, siempre es un alivio.

Ante nosotros, siete genuinas cofradías. Prepárense porque como tal, esta obra magna de la ingeniería cofradiera aún no ha salido del cascarón, habida cuenta del funesto desenlace de 2022. De modo que, como no nos es posible tener doble ración, habremos de conformarnos con un Martes Santo al cuadrado. Eso sí, ármense de paciencia porque les va a costar articular los tiempos. Mi consejo, no se agobien y déjense llevar.

Jornada frenética que comienza en la mañana con un ratito de intimidad en la Catedral, momento que bien merece la pena por su solemnidad: la Misa Crismal. Luego, parada para reponer fuerzas y marchar a San Benito, Icovesa o las Torres. Tres opciones muy sugerentes para los que andan sedientos del encanto de los barrios y las hermandades. Tres hitos reseñables en el día: Bondad y Misericordia en el Hospital San Juan Grande, la Clemencia en el Centro de Salud de Benito y Salvación a la salida. 

Y luego, bajada al centro con un sol refulgente que deslumbra el caminar del Señor de las Penas por el templo de la Patrona o Santiago. El río de capirotes rojo será la señal inequívoca de que el Martes Santo ha despertado. ¡Ah! No se pierdan la oportunidad de contemplar desde todas las esquinas al que es el palio con mayúsculas de la Semana Santa de Jerez: el de la Virgen del Desconsuelo, que recupera todo su brío y regusto a antiguo tras su restauración. 

A partir de aquí, el compás de la tarde se atempera, cae la brisa fresca y la luz nos regala otra faceta de este gran día. Vuelven los aplausos cuando pasa el Señor de la Salud de San Rafael, y ¡qué cosas! ¡El Señor ya no camina sólo! ¡Bravo por la gente del Chicle que sabe esperar!

Cae la noche y el bullicio en la Carpintería Baja anuncia que comienza la catequesis plástica de la Semana mayor: ¡ya viene el Señor de la Bondad, dando al Jerez cofrade una lección magistral: las puertas del Cielo sólo las abre la santa humildad! Y luego, el Salvador de los hombres, que regresa a su casa, con su gente, porque su gente no puede desprenderse de él. Sin solución de continuidad, el Señor de la Clemencia, siempre de frente, mostrando a mundo que, si la vida se hace al andar, entonces la vida eterna comienza con un paso. Tras él, la Salud de los Enfermos y la Esperanza de los desvalidos: no hay esperanza si no hay vida, y no hay vida sin esperanza. 

El Martes Santo va exhalando sus últimos compases y la rúbrica la pone la penetrante mirada de la Virgen de los Remedios. San Juan se convierte en un Calvario moteado de estrellas que quieren ser testigos del ejemplo del Amor supremo. Sólo queda contemplar la obra que Dios ha comenzado en nosotros.

Mil y una vidas se necesitarían para entender un poquito siquiera la grandeza del Martes Santo de Jerez, sus matices, significados, sentidos y sinsentidos. Tres años de soledades y oraciones desde la penumbra de Capuchinos y que se convierten hoy en acción de gracias al Señor porque ser nuestro Defensor durante aquella maldita pandemia. Vuelven los regios capirotes de ruan morado y los tambores destemplados tras la Virgen de la O a las calles de Jerez para repartir el bálsamo del alma desesperada. 

Alegría desbordante porque será un Martes Santo espléndido, vibrante y como siempre fue. Un Martes Santo memorable, grandioso y emocionante.

¡Feliz Martes Santo! 

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