''Hoy es Sábado Santo'' por Enrique Víctor de Mora

Mi padre ya no está. Mi madre habita un lugar terrenal de serenidad y venerable senectud. Y ya no miro las sillas de la calle Larga, o aquel balcón de Arenal con la tristeza de lo que ya termina. Pero estás tú, hijo mío, y contigo voy a recorrer este Sábado Santo en busca del tiempo perdido.

Estaremos los dos cada uno en nuestro oficio costalero en lugares distintos, pero al final, nos encontraremos. Este día Jerez amanece con nervios y expectativas. Y el cansancio ha hecho mella en nuestros cuerpos. Pero no importa. La ilusión nos dará nuevas fuerzas. Tus recuerdos son jóvenes y los míos ya no tanto. Pero compartiremos afanes y esfuerzos llevando al Señor por las calles.

El Cristo de las Almas clavará en mi corazón el recuerdo de aquel niño que quería mirar debajo de los faldones. En la bajamar de la vida, lenta y sosegada, también un hijo recordará Sábados Santos que se fueron y han vuelto por un milagro del tiempo. El Señor, pasará en su túmulo de mortaja con paso amable y acompasado, y se hará el silencio en su tránsito.

Últimas cofradías, primeras de un sábado recuperado por un obispo que quiso que todo volviera, pero que a la vez fuese nuevo. Y Cristo yacerá en la Urna provocando jaculatorias y señales de la Cruz en los jerezanos. De nuevo La Piedad. De nuevo Ella. De nuevo la Madre. Siempre la Madre. Siempre María. Lutos y silencios.

Palcos que ya aguardan la inminencia de la clausura. Y un aire de Hosannas que viene a lo lejos anunciando una Pascua Florida donde Dios vence a la muerte y alegra los corazones de sus fieles con la llama infinita de su Amor.

Hijo… ¿te acuerdas de la cancioncilla? Mambrú quizá volvía por la Pascua… Mambrú ha vuelto ya. Salgamos a recibirlo porque viene de tierras lejanas a compartir el gozo de la Resurrección.

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