''Hoy es Viernes de Dolores'' por Andrés Pérez

Viernes cargado de ilusiones

Como las olas del mar, la Cuaresma barrunta un dulce final que nos acuna en el regazo de María: es Viernes de Dolores. Viernes de Concilio -aunque la reforma litúrgica lo borrase del mapa-, de regresar a casa desde la diáspora, con la maleta llena de ilusiones ante una nueva Semana Santa y con “Coronación de la Macarena” como acompañante de viaje. ¡Qué verdad tan grande!

Viernes de reencuentros con la familia, los abuelos y los amigos; de papeletas de sitio rezagadas, de saborear la primera torrija y de túnicas flamantes ondeando en los armarios como banderas de la patria más bonita del mundo. Día de renovar esperanzas en un futuro mejor para esta bendita ciudad que tanto se quiere pero que tan huérfana te deja muchas veces, de salir en búsqueda de esa Semana Santa incipiente -o no- genuina y sincrética que nos regalan los barrios, de visita a Cádiz para acompañar a la exquisita cofradía de los Servitas, de perderse en la intimidad de Santo Domingo junto al Señor del huerto que es trasladado a su altar caminante o de incursión peregrina a la periferia sevillana buscando calmar la sed de Cristo y María en nuestras calles.

Pero, sobre todo, Viernes de contemplar los Dolores de María a las plantas de la Virgen de las Angustias o Nuestra Señora del Mayor Dolor; y bajo su mirada maternal, despedir, la que probablemente ha sido una de las Cuaresmas más bonitas, emocionantes, vibrantes e intensas de nuestra vida. Eso sí, déjenla marchar despacio, sin prisas y con la paz de que cuando despertemos de este bonito sueño, lo haremos en la mañana jubilosa de las campanitas y las palmas doradas.

¡Un Viernes de Dolores ilusionante!

Publicidad

Publicidad