Hoy es Viernes Santo: Aromas a Soledad

Cuando el Viernes Santo tiñe de luto los cansancios y las corbatas, un aire a nostalgia invade los pasadizos de nuestra alma.  

Por eso, aprovéchese de la tarde y vaya al encuentro de ese Cristo clavado en la cruz de nuestros pescados que desde el barrio de Las Viñas viene enamorando en su caminar; qué forma más bonita de rezar tienen algunos barrios de Jerez. Callejee por el barrio de San Pedro y de manera pausada inspire el aroma a romanticismo que lleva cosida a su piel la Virgen de Loreto. Y si no quiere arrepentirse eternamente, contemple la salida del Cristo del convento de San Francisco; esa estampa no sólo quedará grabada a fuego en la historia de la hermandad, sino en todos aquellos que han sosegado el valle de nuestras lágrimas al visitarlo alguna vez en estos últimos meses.  

Sienta la pequeñez de su cuerpo ante el Sagrado Descendimiento y a su vez, sienta la grandeza de la Soledad de María aferrándose a ese clavo ardiendo de la muerte con el que procura no escuchar el dolor que le brota de sus entrañas. Y vaya en busca de la Virgen de la Piedad. No la deje sola en ese diálogo de puertas para adentro donde las sinrazones de la vida van arañando preguntas a los dedales y a las tijeras.  

Viernes Santo, el punto y seguido de nuestros rezos. Lugar donde el calendario empieza a descontar hojas de sueños.