El mundo rociero en general, también vive este fin de semana de vísperas de la próxima romería, con las indudables tristezas y nostalgias. Este sábado, también hubiera tocado estar con la Virgen. También hubiésemos podido saborear su aroma, y hacerlo además, donde todo crece y se sublima: en las calles de su pueblo.
Hoy tocaba traslado a la aldea. Bueno, mejor dicho, este sábado tocaba despedida de la parroquia de la Asunción, el palomar donde la Virgen permanece desde agosto pasado, tras la Función de Iglesia que cada siete años sirve para decir adiós a la Pastora. Luego hubiese tenido lugar el salto, y hubiese comenzado entre salvas de escopeta y campanas, la procesión que hasta el amanecer hubiese tenido a la Patrona recorriendo las calles de Almonte.
Mañana hubiese tenido lugar, el traslado por el camino de los Llanos. Hubiese sucedido todo lo demás. Pero hoy, este sábado de vísperas de la nueva romería, hubiese tenido lugar el segundo sueño de este 2020.
¡Espéranos el año que viene! ¡Espéranos!