La Hermandad de la Exaltación, acaba de hacer entrega recientemente de un carro lleno de comida, a la comunidad religiosa que atiende diariamente el Comedor Social del Salvador, en la calle Juana de Dios Lacoste.
Uno de esos centros existentes en Jerez, en los que lo habitual es compartir mesa con la pobreza, la desolación, la tristeza, y la hambruna. Uno de esos centros en los que lo fácil es apretar el paso y pasar de largo, y por supuesto, no visualizarlos nunca en los informativos de la tele, ya saben ustedes, esos aparatos que todos tenemos en casa, en los que habitualmente suelen hacer mucho ruido las noticias que hablan de las maldades de la Iglesia, y poco ruido, las que hablan en cambio de sus bondades.
Ahora han sido los cofrades de Las Viñas, pero hace unos días fueron los de la Borriquita o la Soledad, y dentro de unos días serán los de la Paz, el Amor, la Yedra, o el Santo Entierro. Da igual. Lo importante no es el nombre, sino el hecho. Lo triste es que existan este tipo de centros asistenciales, señal de que hacen falta, y lo grande es que siempre habrá una parte silenciosa de la Iglesia, que los sigue atendiendo en la medida en la que se va pudiendo.