''La insoportable doble vara de medir'' por Enrique Víctor de Mora

Aquella tarde de Diciembre de 2017, la Virgen de La Amargura avanzaba junto a los muros del Alcázar, de vuelta a su templo, tras el Triduo Inmaculista en la Catedral, ocasión para la que fue escogida la bendita y devota imagen.

Tras un traslado matutino hermoso y encantador, con una Virgen rutilante y magníficamente vestida por su entonces vestidor Fernando Barea, a quien luego la marea del cambio arrastró a la periferia de la hermandad y tras un íntimo pero concurrido triduo, vinieron la Función Solemne y la procesión de vuelta. En un determinado momento, la Banda de Música 'Julián Cerdán' inicia los compases del pasodoble 'Suspiros de España'. Suena un ''ohhh'' susurrante entre la multitud y se hace el silencio. Iba a comenzar un momento único e irrepetible. Pero el Sr. Mayordomo de la Santa Iglesia Catedral decidió cargarselo, presa quizá de un ataque de puritanismo.

Con indeseables maneras y amenazas y a la vista de todos, conminó a la hermandad y a la banda a cesar en dicha interpretación. Todos obedecieron y la procesión siguió. Pero en la memoria quedó aquel gesto abrupto y sinsentido de un hombre de Iglesia excesiva e innecesariamente descompuesto. Un numerito, para entendernos.

En las últimas horas hemos contemplado la visión de unos caballos y sus jinetes, evolucionando en el interior del templo de San Miguel, en una estampa irreverente y ofensiva para con el necesario recogimiento que debe imperar en la casa del Señor.

Y ahora, vuelve doliente y lacerante el recuerdo de aquellos 'Suspiros...' cortados por el enfado de un miembro del clero... y nos preguntamos...  ¿por qué aquello no y esto si?

Yo, personalmente, espero cumplida y satisfactoria respuesta.
HE DICHO.

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