Las Cinco Llagas busca apoyos para cargarse la banda de Cruz de Guía del Nazareno

18/02/19 Cofrademanía A. Cañadas

La Noche de Jesús, se llama así por algo. No hace falta que todos lo tengan claro. Incluso ni que usted, amable lector, lo comparta... o no. Tampoco hace falta que les guste la idiosincrasia de la ‘Madrugá’ de Jerez cuando pasa la Hermandad del Nazareno. Es lo que hay. Como el ‘Sálvame’ de Telecinco. Si te gusta te quedas, y si no te gusta, como es mi caso, cambias de canal. Pues igual.

Y entre las cosas que son susceptibles de estar ‘fuera de orden’ en la cofradía de Jesús, queriendo entender como ‘ordenado’, lo que se ajusta a las normas ‘sevillánicas’ (palabro del gran Manolo Picón) de la Semana Santa, está el hecho de que delante de la Cruz de Guía de la morada entidad de San Juan de Letrán, figure una banda abriendo marcha, durante toda la noche. Además, fíjense lo que son las cosas, se trata de una banda colocada allí ex profeso, ya que Jesús camina en silencio. Es más. Antes incluso de que la Virgen del Traspaso tuviera banda, ya estaban allí estos músicos anunciantes. No se trata pues de una exuberancia musical, sino simplemente, del mantenimiento de una tradición atávica. De conservar aquello de “...al son de roncas trompetas...” que llegó a nosotros cabalgando a lomos de los siglos.                                                                                                                                                                       

Es lo que hay. Si te gusta, bien. Y si no, pues a ver a la Yedra. Que tampoco es mala opción. El problema radica cuando eres cofrade de Las Cinco Llagas, y sientes herido tu legítimo derecho a procesionar en silencio, tal y como señalan tus Reglas. Entonces, el asunto ya se tuerce un poco. Porque -las cosas como son- llevar este ‘jaleo’ detrás del manto de la Esperanza, no debe ser plato de buen gusto, aunque el corte de este palio sea de todo menos de silencio. Pero ese es otro tema.

Por eso, al llegar a este punto, conviene -otra vez- abogar por una búsqueda de consenso. De buen rollo, vamos. Y algunas de las fórmulas propuestas habitualmente por los Consejos, han sido acertadas. Pero entonces aparece ese carácter tan puntilloso de los nazarenos blancos, respetable, idiosincrático, particular... y hasta también... ¿por qué no decirlo...? una ‘mijita’ egocéntrico. Porque la Madrugada de Jerez es una jornada de ratos. De momentos. Unos son elegantes. Otros populares. Otros bulliciosos, y otros... los que tienen que ver con la Carrera Oficial, tremendamente curiosos, pero eso sí, absolutamente nuestros. Tan nuestros, que sería extraño encontrar a alguien en Jerez que no haya conocido siempre lo mismo, esto es, una noche maravillosa y llena de contrastes, en la que de una manera sin par, se mezclan los sonidos y los silencios de todas las cofradías, como si toda la ciudad, durante un par de horas o incluso menos, se conjurara para rendirse al omnipotente poder de un Dios condenado a Cruz.

Así, de la misma forma que suena la banda de Jesús cuando estamos viendo pasar a Las Llagas, los tambores de la Sentencia suenan en San Miguel cuando llega el Crucifijo, e incluso las saetas a las Buena Muerta en la Puerta Real, forman un eco inmenso cuando la Virgen de la Encarnación sube hacia su recogida. Y no pasa nada. Así es nuestra Noche Luminosa. Y así debería seguir siendo. Ahora bien, si entre las hermandades de Las Cinco Llagas y el Nazareno decidieran un buen día que esto cambiara, pues perfecto, que para eso estaríamos hablando de sus coincidencias internas.

Pero de ahí, a que se esté promoviendo ahora entre el resto de hermanos mayores de Jerez, una recogida de firmas iniciada por el ‘Silencio Franciscano’ para pedir plenariamente la supresión de la citada banda de la Cruz de Guía, dista un abismo considerable y hasta por momentos, absolutamente intolerable.

La fuerza del grupo no es aval suficiente para convertirse en arma arrojadiza contra la historia cofradiera de Jerez. La unión de voluntades de mentira plegada a intereses de otra índole, no puede ser nunca acicate para un atentado contra las formas que nos enseñaron los mayores hace tanto tiempo. Y la aversión a estas mismas formas que demuestran quienes no tienen la más mínima consideración a la unicidad de la Hermandad del Nazareno, habla bien a las claras de la peligrosa linde por la que se está empezando a andar en Jerez a nivel ‘capirotero’.                                                                                                     

El propio hermano mayor de la cofradía de Jesús, Froilán Solís, lo ha dejado claro en declaraciones realizadas a este medio: “La banda no se toca, porque esta es la voluntad de esta hermandad. Nosotros hemos heredado unas tradiciones, y no somos nadie para cambiarlas.”

Aún así, y viendo cómo se está anegando el patio, tampoco estaría mal plantear otra solución: salirse de la Unión de Hermandades -a pesar de lo que indica en este sentido la Normativa Diocesana- como ya ocurrió en 1938, cuando los ilustres cofrades de la época intentaron similares cuitas contra la gente de Cristina. Que al fin y al cabo, si para vivir dentro de la ‘normalidad’ cofrade en esta ciudad, hay que estar sometido a una obligación reglamentada que ampara semejantes barbaridades, carentes de lógica, de razón, y de sentido, lo mejor es quitarse de en medio. Cuanto antes mejor.

Que a Jesús no le hace falta nada ni nadie, que le diga cómo y por dónde tiene que caminar en su Noche Santa. ¿O sí?

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