Se apagó la luz en Santiago, aunque seguía entrando por las vidrieras altas del templo, justo cuando daban las siete y media de la tarde, y comenzaba a caminar el Señor por las naves de su casa.
Con el miedo metido en el cuerpo por culpa del maldito virus que a todos nos tiene preocupados, el silencio se hizo compañero del Prendimiento, mientras la música de capilla inundaba los espacios... y así llegó el Señor al Altar Mayor un año más, donde esta semana recibirá las visitas de todos sus hermanos.
Toca semana de cultos, y toca pedir con intensidad por la remisión de la pandemia. Toca volver a acordarnos de que el mundo tiene un guardián con cara de Dios, que se llama Jesús del Prendimiento...![]()