''Las mujeres propagaron el virus... de Cristo'' por Andrés Cañadas

Todos ustedes habrán oído hasta la saciedad en este mes largo que ya llevamos encarcelados en casa, que el Gobierno de España actuó de forma insconsciente con respecto a la permisibidad que se tuvo con las manifestaciones del día 8 de marzo y tal, y todos ustedes habrán asistido, como yo, al cruce de declaraciones entre los que estuvieron a favor de aquello, y los que desde entonces tachan a nuestros gobernantes poco menos que de asesinos.

Además, y mucho antes de esta situación, todos ustedes habrán sido bombardeados igualmente con mensajes que hablan del papel de la mujer en la sociedad de hoy, y de la igualdad entre los géneros, y del triunfo del feminismo sobre el machismo... y así hasta llegar al aburrimiento, ya que todos ustedes conocen la extraordinaria capacidad de los que mandan, de creerse que todos somos medio gilipollas.

Pues bien, en esta semana recién dejada atrás que culmina con este domingo de la octava de Pascua, todos ustedes han tenido y tienen también la libertad de escuchar misa a través de las diferentes plataformas que nos ofrecen este servicio, y hemos podido encontrar en la lectura del Evangelio, la referencia a las primeras personas que acudieron al Sepulcro del Señor en la mañana del Domingo de la Resurrección de Cristo. ¿Y saben ustedes quiénes fueron..? Pues sí. Mujeres. Las mujeres que no tuvieron miedo a salir a visitar la tumba del Nazareno, mientras los Apóstoles se refugiaban de la soldadesca, temiendo correr la misma suerte que el Maestro.

Las mujeres -aunque de ellas no se hable en los telediarios- fueron las primeras que atravesaron el umbral con la piedra descorrida. Las primeras que hablaron con los ángeles anunciadores de la Buena Nueva, las primeras que reconocieron a Cristo Resucitado, y las primeras a las que se les negó el pan y la sal de lo visto en aquel huerto de Jerusalem. Ellas fueron las primeras que se contagiaron del virus del Señor, o lo que hoy sería conocido como las pacientes cero de toda esta historia, que fíjense ustedes por dónde va ya.

Por eso, cuando volvamos a ser testigos del atropello a las libertades de cada uno que a través de los medios generalistas se repite una y otra vez, y así un día tras otro, permanezcan ustedes atentos a la realidad -por supuesto- pero no olviden que existe un virus mucho más poderoso que el surgido en Wuhan y que tarde o temprano será derrotado, y ese es el virus de la Fe. El virus que nos llegó desde Judea una mañana de primavera, y para el que no existe vacuna alguna que lo derrote, porque es un virus tan poderoso, que ya van 2.000 años en los que no ha sido nadie capaz de vencerlo.

Un virus que fíjense ustedes lo que son las cosas, propagaron las mujeres, sin tener que salir a la calle con pancartas y mala baba.

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