Noche de feria. Lunes. Una voz suena a la espalda llamando nuestra atención y dice... ¡Cofrademanía, mira lo que tiene mi amigo!
La solución llega inmediata. Manga de la camiseta arriba y este tatuaje que veis queda a la vista. Es el Prendimiento. Grabado en la piel. Nada novedoso y a la vez siempre sorprendente. La nueva forma de llevar siempre a la imagen que se quiere. Aquella a la que se reza cada día.
Hacemos la foto y nos despedimos. Y la última frase lo resume todo: "Muero con el Prendimiento".