Estas noticias no debieran nunca de aparecer. De hecho, algún compañero de profesión comentaría no sin acierto, que no debemos publicar estas cosas, para no incentivar a otros locos a hacer lo mismo. Vamos, lo que ahora pasa en España con los fuegos, muchos de los cuales son incentivados por la machacona obsesión de los telediarios en hablar y hablar y hablar sin parar del monte quemado, algo que obviamente enciende la mecha del pirómano escondido, para hacerlo salir a la luz a seguir quemando montañas.
Pero hay que hacerlo y denunciarlo. La imagen es clara. Una parihuela, en este caso de la Hermandad de Bondad y Misericordia, acaba de ser atacada mediante fuego en San Juan de Dios. Y eso es lo que hay.
Ni es el sitio para tener una parihuela, ni es la mejor de las estéticas para una barriada jerezana que debiera tener mucho más miramiento por parte de todas las autoridades. Pero una cosa no quita la otra. ¿A quién molesta esta parihuela? ¿Se trata de un ataque o de una gamberrada? ¿Será alguno de los incendiarios, alguno de los que luego se benefician por las campañas de alimentos, Reyes Magos o Navidad que organiza la cofradía?
¡Qué pena que siempre tengamos que estar en el ojo del huracán y qué pena que siempre tengamos que estar solos e indefensos ante estos comportamientos!
