Lunes Santo; ¡Venga de frente..!

Cada año el mismo rito repetido, cuando llega el Lunes Santo: la mañana, dedicada a la cofradía si el trabajo deja tiempo para pasar por el templo y la casa de hermandad, y el abrazo sincero a los que se ve después de un año, regresando a un pasado que forjó raza y barrio de una forma sin igual. 

Luego, en casa, un almuerzo frugal, si es que se puede, y el rito de cada primavera, a la hora de vestirse de costalero. Pantalón y camiseta debidamente planchados, sobre la cama o algún sofá. También la faja de tela, y esa de las sofisticadas que se llevan ahora, y papeleta y medalla, y algún rosario cargado de peticiones...

Publicidad ..y llega la hora. Toca marchar al templo. Este lunes, San Marcos, Santa Ana, Fátima, la Catedral, o un San Juan Grande de estreno... y también Madre de Dios, donde el rito es igual, pero a la vez diferente, pues los portadores de la Virgen añaden túnica a todo lo demás. 

Nervios y silencios cuando llegan los compañeros. Tensión sobrecogida cuando toca charla del capataz. Lágrimas íntimas cuando la puerta se abre y alguien da la orden de meterse bajo el paso...

...y al final, la gloria y el ocaso. El principio y fin de todo. La duda y los miedos. La alegría y la fe... y todo un año cobrando sentido en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza... cuando una voz pone rúbrica a ese deseo acuñado desde la última vez...

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