''Martes Santo, salud del alma'' por Andrés Pérez

Y en medio de la pesadumbre, un rayo de esperanza se dibuja ante nosotros: es Martes Santo. La jornada crismal, la que impregna el calendario de la fragancia sacramental del Espíritu Santo, el mismo que sana el alma, calma la sed y da la vida.

El Martes Santo es un ave fénix que echó a volar tras resurgir de sus cenizas, y que ahora surca el cielo eterno de nuestra Semana Santa. Es austera y exquisita esencia capuchina que antecede al Dios dormido en la cruz de espalda desgarrada, ése cuya legión de ángeles está dejándose la vida por defendernos de este mal. A vosotros, que sois esperanza de tantos niños y ancianos, un millón de gracias.

Y al pie de la cruz… la madre, la Virgen de los Remedios, la que desde el primer instante entendió que el sufrimiento sí se acepta con Amor salva, renueva y nos hace mejores. Una cruz ante la que sólo nos queda Humildad y Paciencia, pero con el corazón lleno de esperanza, al igual que en la soledad de aquella peña, el Señor puso todas sus Penas en las manos de Dios. Y esa es una certeza reconfortante ¿no creen?

Los últimos datos invitan al optimismo y no creo que sea casualidad, porque si Dios derrama un don abundante un día como hoy es el de la Salud, salud para los enfermos. Pongamos en sus manos llenas de Clemencia a tantas familias rotas por la tristeza, porque ellos, más que nunca, son los verdaderos protagonistas de nuestras estaciones de penitencia.

Martes Santo de SALUD Y ESPERANZA.

Publicidad

Publicidad