''Mi experiencia del pasado Miércoles Santo', por Juan Carlos Algeciras

Queridos amigos de Cofrademania; os sigo y os oigo desde hace ya bastante años. Quisiera compartir con vosotros lo sucedido la pasada Semana Santa, y en concreto el Miércoles Santo. Soy hermano, devoto y cofrade de la Hermandad de Las Tres Caídas. Con todo preparado, túnica, papeleta de sitio etc, como estoy haciendo durante diez años, avanzaba la semana más hermosa para mí, cuando de repente, el pasado Martes Santo, recibo una llamada en la que se me comunicaba que mi señora madre iba camino del Hospital porque había sufrido una arritmia que se le complicó con una insuficiencia y varios edemas linfáticos.

Fue ingresada y pasada a planta ese mismo día por la noche, y yo me quedé con ella porque somos muy pocos en la familia. Mi pena fue grande; al día siguiente era mi MIÉRCOLES SANTO, pero diferente, muy raro para mí y muy triste, pues ya sabía que este año no iba a poder ir dentro del cortejo acompañando a mi Nazareno caído y a mi guapa Virgen de los Dolores. Llegó la tarde, y mi cabeza estaba en el hospital, pero mi mente y mis sentimientos en San Lucas. Era la primera vez en diez años de hermano, que no salía. Para consolarme me decía a mi mismo que si Dios lo había querido así este año, por algo hubiese sido.

Mi señora madre me dijo: 'hijo, ya que no has podido salir, te pido por favor que vayas a ver al Señor, porque para ella y mi abuela sobre todo, que son los que me inculcaron ese amor a mis amantisimos titulares, es el Señor. No lo dudé y aún sabiendo que lo iba a pasar mal, me puse mis mejores galas, y con mi medalla al cuello me fui al palco del cual dispongo cada Semana Santa en la calle José Luis Díez, justo en el Ambulatorio. Y pasó la hermandad, y ahora os cuento lo grande que es el Señor. Justo al pasar el misterio por delante de mi palco, el capataz lo mandó a parar. No sabía nada de lo que a mí me había pasado. Y ahí lo tuve parado justo enfrente y mirándome, consolándome y hablándome, diciéndome que a pesar de todo, Él seguía ahí conmigo, y que no me preocupase por no haberle acompañado este año. Imaginaros mi cara; no pude parar de llorar. Fueron tantos sentimientos guardados, que salieron disparados en ese momento. ¡Qué grande es mi Señor! 

Jamás olvidaré, por tantas cosas, y sobre todo por este momento, el Miércoles Santo del año 2017. Tenéis mi absoluto permiso para divulgar esta experiencia como queráis, porque cosas así nos hacen ver a los que somos cofrades y no lo son, que realmente ahí arriba algo hay que para mí es lo mas grande, y se llama Dios.

Un abrazo enorme a todo el equipo y Feliz Pascua de Resurrección.