''No es tiempo de pensar en pasitos'' por Andrés Cañadas

Me siento a escribir esta mañana de sábado, mientras cae la lluvia tras los cristales, y me da igual el tiempo que este año vaya a hacer en Semana Santa, a menos que las tormentas puedan ser más o menos beneficiosas para la contención del coronavirus. En los trescientos wasaps pendientes de leer, un amigo me envía el escrito del cardenal Sarah que ustedes ya habrán leído, autorizando a los obispos a permitir las procesiones de Semana Santa en septiembre, como si se estuviese atribuyendo el cargo de presidente mundial de un Consejo de Cofradías universal, mientras otro wasap me manda el artículo siempre oportuno de Carlos Colón titulado 'Y parió Roma...', y un tercero, y esto sí que ya va en serio, me dice que el buen amigo David Belmonte, párroco de los Dolores, está ingresado en el Hospital de Jerez, con fiebre alta y problemas respiratorios.

Así que -como ustedes comprenderán- hago un alto en el trabajo, y me paro a rezar por el cura. Porque es lo único importante esta mañana de sábado. Rezar por los enfermos, cuidar a los que nos rodean, trabajar por ustedes desde esta web en torno a nuestras cofradías para hacer más llevadero todo esto, y pasar olímpicamente de lo que el futuro pueda traernos a todos en forma de procesiones.

No es que no quiera yo que podamos tener 'magnas' o lo que sea. Es que no es lo importante ahora mismo. Lo genial no es pensar en de qué forma celebraremos una acción de gracias al Señor cuando pase todo esto. No. Lo genial es creerse de veras que esto pasará gracias al empuje del Cielo, y pedir. Pedirle mucho a Cristo que su mirada bondadosa que ahora parece no estar dirigida hacia este mundo, torne un poco hacia nosotros a la mayor brevedad, porque sólo con un parpadeo de sus ojos benditos habremos alcanzado la salud, y todo lo que Él nos quiera regalar.

Vivimos en una tierra sorprendente y maravillosa, -a la que por cierto deberíamos querer un poquito más- una tierra que ha sido capaz de aislarse de algunos de los imbéciles que nos gobiernan, para hacer caso en serio a los que desde el primer momento nos dijeron que nos quedásemos en casa. Y estar en casa es duro, durísimo, sobre todo en un rincón del sur en el que sabemos que nuestra segunda vivienda es nuestra propia calle. Necesitamos sol, luz, aire, levante y poniente en la cara, y besos y abrazos a todo el mundo, aunque la mitad puedan llegar a ser de mentira. Da igual. Somos así, y eso no lo cambiará nunca nadie, entre otras cosas, porque a pesar de lo que nos digan desde la meseta o desde la esquina del mapa de la boca 'torcía', aquí sabemos ser y estar. Y ahora tanto estamos siendo y estando, que hasta los mandos de la U.M.E. se han sorprendido de cómo lo estamos llevando.

Así que, estimado señor Sarah, desde el respeto y la admiración, sepa que ha inoculado usted un veneno a mucha gente, del que ahora no toca preocuparse. Ahora nos es tiempo de pensar en pasitos para después del verano. Ahora es tiempo de otras cosas. Y a esas cosas nos tenemos que dedicar en serio.

Por cierto, son ya las doce. "El Ángel del Señor, anunció a María..."

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