"No llueve desde octubre.. y ahora.."

Es lo que hay, y desgraciadamente, es una cantinela que ya nos suena de muy repetida en los últimos años: en medio de una larga bonanza meteorológica, incluso más larga de lo normal, llegan los días especiales de las cofradías, y se pone a llover. En fin. A ver si por lo menos, eso no significa nada de cara a la próxima Semana Santa.

Sea como fuere, el caso es que este pasado miércoles fue Miércoles de Ceniza, una jornada en la que fueron muchos, muchísimos, los cofrades que de una forma o de otra participaron en actos o cultos en sus respectivas cofradías, siendo muchísimos más los que acudieron a lo que había, como activos visitantes.
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Y lo que había, se repartió en los siete besapiés o besamanos que pudimos visitar, con el recuerdo -siempre- al que no pudimos visitar en San Pedro, donde el nuevo párroco, José Hachero, ha eliminado, esperemos que de manera transitoria, el besamanos a la efigie del Ecce Homo.

También hubo cultos, muchos, en la primera gran semana cultual de la Cuaresma, y también tuvimos dos Vía Crucis, uno de ellos en la Santísima Trinidad, presidido por la imagen del Señor de Humildad y Paciencia, y el segundo, el que tradicionalmente saca por Santiago la Hermandad Sacramental, presidido por el Cristo de Las Almas, este año sobre las andas de Vía Crucis cedidas por la sanluqueña Hermandad de Pusillux Grex, un acto que por cierto tuvo que lidiar con el chirimiri que no paró de caer durante toda la tarde, lo que provocó las primeras reacciones en esa gran caseta de hermandad que es Facebook.
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Un Miércoles de Ceniza, en definitiva, al que sólo le faltó la luz poderoso del atardecer, y que sirvió para iniciar una Cuaresma en la que muchos todavía no se han enterado de que ya estamos.

Publicidad Las cosas del calendario..