''¿Otra vez oídos sordos a las memeces?'' por Germán Álvarez-Beigbeder Gago

12/09/22 Cofrademanía Germán Álvarez-Beigbeder Gago

El pasado miércoles 07/09/2022, tuve la suerte y la dicha de asistir al concierto que Juan Manuel Serrat ofreció en la sevillana plaza de toros de la Real Maestranza con motivo de su última gira como cantautor, que lleva el título ‘El vicio de cantar (1965-2022)’. El concierto, magnífico. Serrat nunca se ha subido a la montaña del orgullo y la vanidad y eso le ha supuesto la facilidad de contactar con su público desde el corazón y la sencillez y por ello, sus seguidores siempre nos hemos mantenido fieles a su estilo y a sus canciones.

Durante el tiempo en el que esperaba que se completara el aforo, ya que todas las entradas estaban vendidas meses antes del evento y hubo que dar tiempo para que el personal se ubicara en las estrechas localidades del ruedo, me percaté de que en un porcentaje no inferior al ochenta por ciento, el respetable que acudió a la cita superaba con creces los cincuenta y pico años de edad y que los mismos, cuarenta años antes, votamos, en una gran mayoría, a la izquierda, lo que condujo a que el PSOE ganara las elecciones por mayoría absoluta, cuando estaban al frente del partido Felipe González y Alfonso Guerra.

En esas nubes estaba, pensando lo rápido que pasa el tiempo y en lo efímera que es la vida, cuando se inicia el espectáculo y Serrat me pone los pies en el suelo y me hace vivir el momento, ese maravilloso momento, con sus canciones, sus reflexiones y el tarareo de algunas de sus canciones con el coro espontáneo de sus entusiasmados incondicionales. Por supuesto, en el repertorio se interpretó la canción “La Saeta”, cuya letra, como ustedes saben, es de Antonio Machado (1914) y que Juan Manuel Serrat puso música en 1969. Ni que decir tiene, imagínenselo, que el público se vino arriba y que el coro se sabía al dedillo la letra, y que alguno que otro se dejaba caer dándole a su interpretación un cierto deje de agrupación musical. Fue con diferencia, la mejor canción interpretada por el improvisado y desafinado coro musical.

Terminó el concierto, y flotando más que andando, me dirigía al lugar donde nos iban a recoger para volver a casa cuando mi esposa me enseña un whatsapp de una noticia publicada en el periódico “El Debate” con el título; “Un alto cargo de Compromís se muestra favorable a «cargarse» las misas y las procesiones”. El entrevistado, del que no pienso mencionar su nombre, tiene un carguito importante en su partido, y no tiene escrúpulo alguno en criticar, especialmente, a la Iglesia Católica.

Desde luego, no podemos negar que tenemos una Constitución que es más que magna, es magnánima, cuando cantamañanas como este tipo se consideran con el derecho y la libertad, haciendo provecho de su cargo, de manifestar lo que le dé la gana, sin tener en cuenta, no solo nuestros derechos recogidos en nuestra máxima norma de convivencia, sino lo que todavía es peor, sin respetar las convicciones mayoritarias del pueblo llano, importándole tres pimientos que hiera el sentimiento de tantísimos ciudadanos, que por suerte o por desgracia, no nos metemos con nada, ni con nadie, y sin que tengan que pagar un precio por ello. Eso sí, votamos cada cuatro años.

Ahora, ya no se habla tanto de la izquierda, sino del bloque progresista, en el que se incluyen formaciones políticas que no respetan ni la Constitución, ni las sentencias judiciales, ni las normas más básicas y elementales de convivencia. Hemos llegado a un momento en el que tenemos la sensación de que aquí vale todo o casi todo con casi total impunidad. Que cualquier don nadie se cree que tiene la razón gritando, poniendo balas en el atril del Congreso de los Diputados, faltándole el respeto a las víctimas del terrorismo, manifestándose a favor de los terroristas, etc…, y mientras tanto, la mayoría del pueblo, tragando. Y si nos faltan el respeto, también nos lo tragamos.

Cuánto han cambiado las cosas en cuarenta años. Cuanta diferencia entre la izquierda de 1982 y el bloque de partidos progresistas de 2022. Menos mal, que a nivel de política municipal, también autonómica, la mayoría de los gobiernos socialistas y algunos otros partidos políticos de izquierda, respetan al pueblo, y con ello su cultura y sus creencias, y no solo eso, sino que también en muchos casos lo apoyan, porque son conscientes de que dentro de los que nos consideramos cofrades, o que vamos a misa, hay ciudadanos de todo tipo de ideologías, incluidos por supuesto de izquierda, entre ellos, políticos de dicha ideología.

Dicho de otro modo, para los radicales que viven en la inopia intelectual, que no se enteran o no se quieran enterar de la relación del pueblo con este tipo de asuntos; las cofradías y las misas no son monopolio ni de la derecha, ni de la izquierda ni de nadie. A los que nos gustan o formamos parte de las cofradías, o los que vamos a misa, votamos libremente al partido que nos da la gana. No pretendan hacer paralelismos identificativos ideológicos-religiosos para clasificarnos y después estigmatizarnos y enfrentarnos, porque no lo van a conseguir, porque por muy convencidos que estén, el pueblo ya no es tan ignorante, y ya no nos tragamos las ruedas de molino como si fueran aspirinas, porque ahora analizamos por desconfianza, por cierto bien ganada a pulso, el contenido y las puestas en escena de los mensajes y los globos sonda que nos transmiten.

Que sigan los políticos extremistas por su senda, que los cofrades de toda España seguiremos por la nuestra, porque seguiremos vistiendo nuestra túnica de nazareno, la ropa de costalero o el uniforme de nuestra banda de música una vez al año para salir en procesión en Semana Santa. También, con o sin la túnica, en alguna representación o salida extraordinaria y nos pondremos nuestra medalla en los cultos de nuestra Hermandad, e iremos a misa cada vez que cada uno en conciencia quiera y por supuesto, no esconderemos nuestra identidad de católicos, apostólicos y romanos, y ello con independencia de nuestra ideología política y del voto que depositemos en las urnas electorales.

Como dijo Luis Cruz de Sola, un gran cofrade de Jerez, en el programa Cofrademanía el 14/02/2022; para lo que están las hermandades es para evangelizar…, en un contexto de continua superación. Proceso en el que, por cierto, llevan más de quinientos años, contra vientos y mareas, y sobre todo sin complejos. Y por supuesto, por esa senda seguirán.

Durante mucho tiempo, los cofrades hemos echado de menos el apoyo de la jerarquía eclesiástica, y ahora, que parece que hay un acercamiento, vienen algunos politicuchos ignorantes a criticarnos y con propuestas tan soeces como la de cargarse las procesiones y las misas. ¡Váyanse ustedes con este tipo proclamas políticas a hacer puñetas, que ya estamos hartos de tantas memeces!

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