''¿Por qué es tan fácil cachondearse de los cofrades?'' por Andrés Cañadas

Ahora ha pasado en la Macarena.

Da igual. Estas cosas también pasan en Jerez, en Málaga, en Cádiz o en donde de vez en cuando haya quien decida cachondearse de un público al que siempre parece darle igual todo lo que le echen.

¿En esto no se meten los que rigen y gobiernan? ¿No tienen nada que decir los obispos, directores espituales, sacerdotes, o superiores de comunidades?

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¿Es de recibo lo que se acaban de tragar los hermanos de la Esperanza Macarena con este cartel de Luis Gordillo? ¿Fue de recibo nuestro Gutiérrez Montiel de 2004, o el 'Salustiano' de Sevilla del año pasado?

Lo de la cartelería cofradiera es de traca, de esperpento y de vergüenza. Ataques impunes a la estética más seria y solemne en aras de una supuesta libertad artística y de expresión que se pone al alcance de quienes ni nos conocen ni en -algunos casos- ni siquiera nos quieren.

Eso sí, después lo vendemos todo al mejor postor turístico, para acabar convirtiendo nuestra Semana Mayor en una meretriz de lujo, donde cada vez importa menos la esencia para dejarla en manos de quien llega con dinero.

La Macarena no se merece esto. Ni su historia, ni su devoción, ni sus siglos. La Semana Santa no se merece esto. Los cofrades tampoco... bueno, o a lo mejor sí. Ni todo se puede aplaudir ni todo se puede soportar.

Un apellido ilustre no puede sostener un mamarracho, por muy sonriente que un hermano mayor, presidente, o concejal de turno aparezca en la foto, antes de darse la vuelta y opinar igual que opinamos todos.

Ni es ésta la Semana Mayor que nos dejaron los que ya no están, ni es ésta -ni muchísimo menos- la que debemos dejar a quienes llegarán.

¡Qué triste!
¡Qué pena!

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