¿Qué pasa en San Juan de Dios?

Hay quien de vez en cuando se atreve a jugar a ser adivino, y a veces, hasta acierta en sus predicciones. Y viene al caso el comentario, recordando las voces críticas hacia el Obispado que surgieron cuando se conoció el nombramiento de don Manuel Barrera, en septiembre pasado, como nuevo co-párroco de la jerezana parroquia de San Juan de Dios.

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Entonces, quien se preciaba de conocer la realidad parroquial de aquel templo, aseveró no sin argumentos, de una parte, que la gran beneficiada de esta circunstancia sería la cofradía de Bondad y Misericordia -la que ya ha ocurrido-, y de otra, que no arrendaba las ganacias del presbítero, ante lo que supuestamente se le podría venir encima.

Pues bien, lo que esta visión profética vaticinó ha comenzado a cumplirse, y ya han comenzado las hostilidades en aquel rincón de la ciudad tan escondido para muchos en Jerez, hasta antes de llegar allí la cofradía de los Jueves de Pasión.
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Hostilidades, que fueron puestas encima de la mesa del obispo, el pasado día 9 de abril, en un encuentro mantenido con el prelado, por parte de la comunidad parroquial, y en la que la dirección principal y casi única de las quejas allí vertidas, tuvieron como destinatario al mencionado sacerdote, a quien se intenta hacer ahora responsable de todos los cambios que -de manera lógica- han comenzado a vislumbrarse en una sede en la que 'la normalidad' solía caminar por otras lindes.

De hecho, hace una semana estaba practicamente cantada la salida de don Manuel de la citada parroquia, o al menos eso es lo que trascendió por numerosos rincones de la ciudad a velocidad de vértigo, algo que finalmente no ha sucedido, de momento, ya que al parecer la situación hasta junio queda con don Antonio Sizuela como párroco emérito, y con don Manuel desempeñando sus actuales funciones.

¿Qué pasará entonces? Pues es algo que aún desconocemos, pero que en cualquier caso hunde sus pilares en una muy desafortunada acta a la que esta casa ha tenido acceso, de la 'Reunión de la Coordinadora de la Comunidad' de la parroquia de San Juan de Dios, celebrada el día 11 de abril, fíjense qué cosa más curiosa, el mismo día que hacía estación de penitencia la hermandad con sede en aquella iglesia.

Publicidad En esta acta, en la que se da cuenta de la reunión con don José, se usan términos nada apropiados para referirse al co-párroco, que se alejan absolutamente de lo que debiera ser la caridad cristiana entre comunidades de distinto carácter dentro de la Iglesia, y que por respeto a todas las partes no vamos a reproducir de manera literal.

Quédense tan sólo con este párrafo:

"En la primera reunión ya le informamos que la convivencia con la Hermandad es positiva. No tenemos ningún problema con ellos, ya que están en buena actitud. Existiendo respeto mutuo, cumpliéndose los compromisos acordados. En esta segunda reunión ya el obispo sabía que el verdadero problema es el co-párroco..."

Blanco y en botella. ¿No?
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Pues así están las cosas, por lo que toca esperar a ver cómo van desarrollándose los acontecimientos, y es que aquello del recelo con el que habitualmente se mira a las cofradías y a todo lo que las rodea cuando estas irumpen en 'hábitats extraños', no tiene nada de leyenda urbana -pero nada- sino más bien, evidentes dosis de realidad, y en este caso, nos da la impresión de que al cura se le ha colgado el sambenito de 'cabeza de turco', y toca ir a por él.

Y ya se sabe lo que pasa cuando se elimina a un cabeza de turco. Que se busca a otro, y luego a otro, y luego a otro más. ¿No?

Publicidad Pues a ver cómo gestiona monseñor Mazuelos este asunto, -delicado asunto- que por otra parte, ya estaba tardando bastante en dar la cara.