¡Qué procesión más bonita!

Extraordinaria. En todos los sentidos. Llegó envuelta en miedos. En dolores de cabeza por la responsabilidad en medio de una nueva ola pandémica. En decepción por no contar con la Banda del Maestro Tejera. En desengaño -en algunos- por el tema de las ruedas…

Pero -ay amigo- casi todos nos olvidamos de lo más importante: la gente, los devotos. Jerez en definitiva. Los que a lo largo de los años hicieron grande la devoción a la Reina del Carmelo. Este viernes volvió a quedar demostrado por qué. Jerez es tierra mariana. Todavía hay quien lo discute. Pero lo es. Por encima de factores externos. Por encima de músicas y mandos. Por encima de lo que piensen en Sevilla de los irresponsables jerezanitos que sacaron una procesión a la calle. ¡Qué pena que la pandemia haya servido para hacer más grande lo que debiera ser más estrecho! En fin… ustedes mismos, empeñados en darle la razón a Machado a base de estulticia.

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Salió la Virgen del Carmen. Llegó. Vio. Y triunfó. Como siempre. Pero este año más. Había ganas. Muchas. Todas. Había ilusión. Y había mucha gente de fuera, acompañando a la Virgen desde la salida hasta la recogida. ¿Por qué? Simple: porque la procesión fue de verdad. Muy de verdad. Y porque todo salió tal y como se pensó. Y así es normal que enganche. Ya lo dijo ‘Lete’ en su día: cuando Jerez te atrapa a base de verdad, ya te engancha para siempre. Una pena también que enganche tan de tarde en tarde. Pero este 16 de julio… sí. ¡Claro que sí!

Podrían atestiguarlo los miembros de la Hermandad de Caballeros y Damas. Podrían atestiguarlo también los capataces y costaleros. Y podría atestiguarlo la muchedumbre que no faltó a la cita. A veces ordenada, y a veces no. Las cosas de los gentíos y de las ganas. Pero que a nadie se le ocurra criticar esto, mientras se queda callado o callada o callade, cuando se ven cosas similares y peores y se mira para otro lado. ¿Vale?

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Porque además, ahora toca acordarse de la Policía. La Local y la Nacional. Y de Protección Civil también. Chapó. Hubo un agente municipal que al final ya ‘petó’. Pero no llevaba razón. Aquello iba bien, así que todo queda en la anécdota que siempre se recordará.

Eso… y lo bien que salió el regreso a las procesiones. Ojalá no sea un islote. Ojalá sea el comienzo del regreso a nuestras costumbres. Ojalá. Así se lo pedimos a la Virgen del Carmen… si es que aún le queda un hueco en su corazón para escucharnos, después de todo lo que le dijimos este bendito 16 que nos regaló.

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