''Sábado de Pasión: ¡Cofrades, a la calle!'' por Andrés Pérez Montilla

Trescientos cincuenta cuatro días, una pandemia, tres olas terribles y una cuarta en ciernes, un confinamiento, cierres perimetrales, la avalancha de solidaridad cofradiera, un verano descafeinado, bares sí, luego bares no, un curso cofrade a medio gas, otra Semana Santa robada, vacunas que atisban algo de luz al final del túnel, el Miércoles de Ceniza, la Cuaresma… y como quien no quiere la cosa, el Sábado de Pasión ya está aquí, despacito y sin hacer ruido, pero ha llegado.

Dos hermandades menos que dejan a las vísperas de nuestra Semana Mayor con menos referencias algo que nos debiera hacer reflexionar, más si cabe cuando el Jueves de Pasión ha pasado a los anales de la historia, además de que el coronavirus, otra vez, nos ha robado estampas inenarrables como el tránsito del misterio de la Entrega por las calles de Hipercor, el Pago de San José y San Juan de Letrán.

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Y aunque este año nada será lo mismo pero tampoco muy diferente, lo vivido en la jornada de ayer es una invitación inequívoca a buscar momentos, a ir al encuentro del Señor de la Sagrada Mortaja en Capuchinos o del nazareno de Guadalcacín, de ir a la exposición de los claustros, escuchar saetas con el magnífico ciclo que nos están regalando las peñas de nuestra ciudad... en definitiva, de vivir una jornada preciosa y llena de contenido.

Llegó el Sábado de Pasión, y con él los ajetreos, el cosquilleo en la barriga, el olor a azahar, los nervios, la ilusión… y en definitiva, su magia, una magia que no debiera perderse por nada del mundo. Así que ya saben…

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¡Cofrades, a la calle!

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