Sábado Santo; ¿Te lo crees?

¿Te lo crees de verdad? ¿Piensas que la Iglesia está muerta? ¿Que el Señor descendió a los Infiernos para rescatarte? ¿Que los Sagrarios están vacíos por algo? ¿Que hoy no existe liturgia ni orden que nos marque el rumbo de la Fe? ¿Crees de verdad todo lo que esta jornada de luto significa?

¿Crees en la resurrección de la carne? ¿En el regreso de entre los muertos? ¿En la Vida Eterna? ¿En la salvación de las almas? ¿Crees que existe Dios? ¿Crees que se puede vivir sin Él? 

La nada. El caos. La inmensa noche. Vacío. Un precipicio sin fondo. Una sombra alargadísima sin fin. El mundo a la deriva sin patrón que lo gobierne. A merced de las olas, aunque ni olas queden en un mar sin brillos ni magias, ni resplandores… ni espumas…

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La primavera vacía. Yerma. Sin luz. Arco iris sin colores. Nubes sin lluvias. Cielo sin estrellas. Sol apagado. Flores sin olor. Desesperanza. Amargura. Desconsuelo. Aflicción. Niños sin risa. Madres sin fe. Palabras vacías. Besos errantes que no van a ningún lado. Perfumes sin fragancia. Fragancias sin aroma. Aroma a tierra seca. Sin agua. Sin nada…

¿Crees en todo esto? ¿O acaso todo es un cuento y el crucificado fue solo uno más crucificado, de los cientos, miles, de ajusticiados por Roma? ¿Crees en la esperanza de morir hacia algún sitio? ¿Y si no es así, en qué crees? 

Sábado Santo. Cristo no está. No existe. La nada. ¡Qué difícil es vivir así! ¡Pensar así! ¡Sentir así! Nos falta la mano que nos guíe. Pero… ¿de verdad te lo crees?

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