Tres décadas, según los antiguos, lleveban sin repicar las campanas del jerezano templo de San Mateo. Tres décadas completas en silencio, treinta años, que este miércoles se rompieron cuando tras la misa de ocho de la tarde conmemorativa del Señor San Mateo, volvieron a sonar de nuevo.
Fue un repique sencillo. Llegarán más repiques con más sabor.
Pero lo importante es que sonaron, repicaron de nuevo, para anunciar que San Mateo sigue vivo, y fíjense ustedes todo lo que ha pasado bajo esa espadaña en estas tres décadas.
