''Sitio'' por José Antonio Valenzuela

Pudiera parecer como bien indica el título, que alguien pide sitio en algún lugar o nos estamos refiriendo a un espacio concreto en una determinada zona. Pero no. Esta palabra, SITIO, en la zona de Puertas del Sur, y más concretamente en la Parroquia de San Juan Grande y Nuestra Señora de la Candelaria, y para todos nosotros los hermanos de la cofradía que esta tarde de Lunes Santo jerezano volverá a escribir en su corto libro de historia una reseña para no olvidar, significa el todo y el sentido con que nos comprometimos un día a formar parte de ella.

SITIO, TENGO SED. Este es el lema de nuestra Hermandad de la Sed. Unas palabras que son también el lema de la orden que un día fundara nuestra también Titular, Santa Teresa de Calcuta. Unas palabras salidas de la boca de Nuestro Señor Jesucristo cuando desde lo alto de su Trono de Majestad en forma de Cruz las pronuncio antes de entregar su Espíritu. Unas palabras que aquel anciano de Calcuta le dijera a la entonces Madre Teresa, cuando esta fue a socorrerle y a ampararle; que quién no nos dice fueran también pronunciadas por Nuestro Señor Jesucristo por boca de este hombre.

Publicidad Han sido muchas las tómbolas, caracolas, cochinos, cicloturistas, convivencias etc, que hemos realizado en todo este tiempo con el objetivo de estrechar lazos de amistad y hermandad entre todos, y por qué no decidlo, sacar también dinero para poder afrontar los muchos gastos que se tenían y se siguen teniendo, y ahora más, con parte del préstamo de la construcción de nuestra parroquia. Primero en aquel oratorio tan acogedor, donde el Señor de la Sed estaba casi a ras de suelo y eso siempre nos permitía besarle sus Pies cuando llegábamos y cuando nos íbamos. Allí empezamos a ser parroquia y a saber ser Hermandad. Los cultos, formaciones, vísperas, témporas, catequesis y demás que hemos ofrecido y dedicado a nuestras Sagrados Titulares allí eran algo especial. Y de repente afrontamos con decisión y valentía la construcción de nuestra nueva parroquia en aquel solar donde no muchas veces uno se imaginaba donde iba a estar la puerta, donde la sacristía, donde el cuartito del Montoro…

..Y llegó el día de ver cómo empezaban a instalarse las primeras vigas que formarían nuestra nueva casa. Los bloques, el techo, el suelo y esa imponente puerta por donde saldría nuestro Señor. Y todo llegó. El primero en entrar en su casa, Jesús Sacramentado, y luego nuestra Imagen y así hasta ahora con la compañía de Nuestra Madre del Amparo.Todo ese trabajo hoy obtiene su respuesta, e incluso para los algunos que otros enfados y discusiones inútiles que hubiéramos podido tener en alguno de esos momentos. Hoy deben de quedar borradas todas esas cuestiones y disfrutar y saber empezar a caminar todos juntos de la mano, un nuevo camino, que no es otro que el mismo que un día empezamos a forjar todos juntos, en aquel pequeño oratorio.

Pero nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de los hermanos, los cuales han dado su tiempo y dedicación para que este día llegara. Y sería imposible nombrar a todos y cada uno de los que de una manera o de otra han arrimado su hombro. Pero sería una injusticia, el no agradecer de forma pública y manifiesta la labor desempeñada desde el minuto cero por Enrique Soler. El “cura de la sed” como muchos lo llamaban, y creo lo siguen llamando. Enrique supo ver, supo unir, supo guiar, supo apaciguar y supo reconducir al camino de la Fe a todos nosotros, y en concreto a este el que suscribe. A pesar de que algunas veces tuviéramos diferentes puntos de vista a la hora de hacer u organizar algo, provocando esto algún pequeño cisma….

..Y junto a Enrique, los tres Hermanos Mayores que hemos tenido, Ismael, Alejandro y ahora Daniel, junto con todos los que conformaron sus respectivas juntas de gobierno. Ellos tres han sido la cabeza visible de esta Hermandad en estos años y fueron estos los que, a ciencia cierta, sufrieron de una manera especial y única todos los momentos malos que salían al paso. Los momentos buenos se digieren de otra manera, créanme, pero la soledad del cargo de Hermano Mayor en los momentos difíciles, son para uno solo y se digieren de otra forma. Por eso también es lícito agradecerles de forma especial su trabajo.

Sin duda alguna esta tarde, el mayor estreno que vamos a poder ofrecer a Jerez, no es ni un cortejo grande ni pequeño, ni un altar de insignias completo o no, ni siquiera un nuevo paso con su frontal casi tallado. Nada de eso es lo verdaderamente importante. El verdadero estreno que haremos es ofrecer un manantial de aguas puras y cristalinas que brota de una fuente de agua viva que nos saciará esa sed, que nos indica cual es el camino a seguir y que nos muestra el infinito Amor que Nuestro Señor tuvo hacia con nosotros, entregándose de forma libre a una muerte de cruz, para poder salvarnos y disfrutad de su presencia el día que EL nos llame.

Hermanos de la Sed, cuando esta tarde de Lunes Santo, nuestra Cruz de guía se pose en las puertas de la parroquia de San Juan Grande, pensemos en nuestras faltas. Pensemos en los más desfavorecidos. Pensemos en los enfermos. Y así, gracias al anonimato que nos proporciona el antifaz de nuestra túnica nazarena, hablemos con Dios y mantengamos una conversación interna y verdadera con EL.

Publicidad Ofrezcamos el trabajo por y para nuestra Hermandad y nuestra Estación de Penitencia al llegar a la Catedral, a todos aquellos que por algún motivo no van a poder recibir esta tarde las bendiciones del Santísimo Cristo de la Sed, y que por medio de EL, esa sed que pudiéramos tener, nos la sacie con el agua espiritual de la Fe y el Perdón. Ya que la Sed que El tiene, es Sed de nosotros mismos.

Que el Santísimo Cristo de la Sed y Nuestra Señora del Amparo nos bendigan a todos.