''Traspaso, como siempre, en mayo'' por José Antonio Jiménez

Ahora que el mes de Mayo se echa en tablas, cuando la puntilla de la primavera asoma por la tronera de las nostalgias, recuerdo la Alameda de Cristina con el puesto de turrón que se quedaba desde la feria hasta bien entrado el verano. Mayo, es el mes de la Virgen, mayo de rocieros de ida y vuelta… de Emilio 'El Guardia' con guantes blancos, Antonio Gallardo tomando café en Bar Cristina, vencejos, coches de caballos, la floristería en plena ebullición… o el rechinar de la reja del patio de San Juan de Letrán con su reja verde, porque siempre fue verde oscura. Sí, verde.

En pantalón corto llevé flores a la Virgen, en el mes de la madre Universal, la que calla en su camarín, la del manto de estrellitas, la del palio corinto, varales lisos, y corona de plata… esa que nunca puedes mirar sin sentir que algo hay más allá. Cuántas horas las bordadoras, Rosario y Encarnación, para pasar al terciopelo morado… Es la dolorosa que pinta de terciopelos morados el amanecer, la mañana de 'La Noche de Jesús', la que no pide coronaciones, la siempre callada Virgen del Traspaso siendo legado de la cultura jerezana.

No es reconocida, pasa inadvertida para el 'mundillo cofrade' pero su mirada Traspasa, desgarra… al margen de modas, único legado bajo palio de la Semana Santa de Jerez. En la barriada La Asunción, una calle lleva su nombre, donde el Instituto de Caballero Bonald, el sitio al que fui a estudiar, -qué casualidad-.

Traspaso que calas tan hondo, que callas, pero que siempre intercedes para que los hilos invisibles marquen la pauta de nuestros designios; Traspaso que rectificas las líneas de nuestras manos. Hace tres años en la capilla, con motivo de la reunión de cargadores de la Señora, sonó el móvil, en una llamada que me hizo salir de la capilla rumbo a Jaén, -las cosas de la Virgen-. Tuvo que ser allí… donde sonara el teléfono.

Traspaso duele; es un misterio su semblante, atribuida a gubia catalana y rasgos casi idénticos a una dolorosa de Zamora, sea Bonet o no; Traspaso sigue sin decir nada, siempre callada, con el costado izquierdo caído, andando descoordinada o flotando de madrugada; así es, imperfecta pero sublime, tan arrebatadora como desgarradora; nunca una dolorosa fue tan dolorosa.

Y como bien dice Cañadas, en su libro: “casualidad o causalidad, más bien lo segundo”.

Por cierto, que en mayo, Rafael Soto Moreno, le pedía a Salvador abrir la capilla, con la pelotita en la mano, para encomendarse a Jesús antes de torear. "Las cosas de las cosas…"