Un saludo que cuesta un cese en el Prendimiento

Las caras. La clave de todo siempre está en las caras. Llevamos muchos años diciéndolo, y ejemplos como este, nos demuestran que no nos equivocamos. El pasado sábado, contrariamente a lo que se pudiese pensar, no todos estaban alegres en la Hermandad del Prendimiento. Por la razón que fuese, había rostros que guardaban un punto de congestión. De guasa. De malage. Rostros que denotaban una inquietud interior, propia de quien no se lo está pasando bien con lo que está ocurriendo.

El primer aviso, en la Capilla del Amor. Como saben, la Virgen de los Remedios aguardaba al Señor al fondo de su capilla. Preguntamos si el paso entraría, y la respuesta fue contundente: "Eso esperamos." Pero no entró, para disgusto de quien allí se quedó con dos palmos de narices.

Y el segundo capítulo de esta historia, en la Victoria, donde había orden de que los pasos no abandonasen la calzada, como ya ocurrió en 2015, mientras sonaba la ofrenda musical preparada en aquel lugar, pero donde el paso de misterio subió hasta las plantas de la dolorosa colocada en la misma puerta por la Hermandad de la Soledad. Un momento lleno de enjundia, para todos, menos para los responsables de la cofradía, que ante la desobediencia del capataz, Juan Montero, y con los informes de la salida aún en caliente, han optado por cargarse al responsable de la cuadrilla.

De hecho, un escueto wasap que circula este viernes por la red, lo dice claro: "Nos han destituído por haber saludado a la Soledad." Punto. No hay más preguntas, señoría  

Así que el cabildo electoral de hace un año en Santiago sigue dejando secuelas, y Juan Montero ha pasado en tan solo doce meses, de haber podido ser elegido como hermano mayor, a ser cesado como capataz del Señor.

Las cosas de las cofradías. Ya saben...