" ¿Un Vía Crucis de piedad, o de turismo? "

De un tiempo a esta parte, y el 'Otoño Cofrade' es buena prueba de ello, existe en lo cofrade un interés desmedido por la repercusión de todo lo que hacemos en el ámbito del turismo, entendido éste -obviamente- por ese 'turismo religioso' que los modernos se han inventado ahora, para definir todo lo que tiene que ver con las visitas a 'lo sacro'.

Una cuestión ésta, que si bien tiene sus puntos de interés, corre evidente riesgo de desvirtuar muchos de los trasfondos que dan forma y génesis a lo que siempre conocimos como lo realmente puro de nuestras hermandades y cofradías, lo que al fin y al cabo nos llevó algún día, a convertirnos en orgullosos cofrades, y fieles defensores de nuestras costumbres y tradiciones.

Este lunes, la Unión de Hermandades de Jerez vuelve a abrir sus puertas, y lo hace, para vivir el primer Pleno ordinario del nuevo curso, un Pleno que tratará entre sus puntos del Orden del Día, el cambio de fecha en la celebración del Vía Crucis de las Cofradías. La propuesta es, dejar de celebrarlo el lunes, para pasar a celebrarlo el sábado. Y claro, ante la pregunta que motiva tal opción, la respuesta es clara: "Para que pueda venir más gente." ¡Otra vez la gente.. es decir, visitas.. y turistas sacros, llegados desde donde sea, pero llegados!

Y es que la evolución es la evolución, y tonto aquel que no quiera darse cuenta de que si no fuera por ella, aún viviríamos en las cavernas. El problema es, cuando esta misma andadura de los tiempos nos nubla la vista, y nos aleja de todo lo que alguna vez fue inventado con ciertas dosis de lógica, como la que nos sigue recordando tantos y tantos años después, que el Vía Crucis se creó un lunes, para que todas las cofradías pudieran participar en él sin distinción alguna, al ser habitualmente el lunes, el día libre de cultos que viven las hermandades durante la Cuaresma.

El Consejo, ante esta tesitura, plantea una celebración temprana, que permita a todos los cofrades que anden celebrando cultos, estar en la Catedral, y luego marchar para sus templos a oír sus respectivas misas. Bien. Fenomenal. Pero.. ¿no tienen entonces derecho a ser elegidas las hermandades de la Buena Muerte, la Coronación, o la Oración en el Huerto -por citar tan sólo algunas- para que sus Cristos puedan presidir el piadoso ejercicio común de cada año?

Una opción sabatina extraordinaria en alguna ocasión especial, está bien. Muy bien. Como ocurrió con la Hermandad de la Defensión hace unos años, con menos gente por cierto de la esperada. Pero de ahí a plantearse el cambio por el cambio, simplemente en la búsqueda de aquellos elementos que nunca formaron parte de lo realmente importante del Vía Crucis -la gente no lo es- dista un abismo, que debiera ser tenido en cuenta, antes de lanzarnos a romper lo que un buen día crearon nuestros mayores, que al fin y al cabo, tampoco tiene por qué ser malo todo lo que tiene más de cuarenta años de vida.

El Vía Crucis puede necesitar una 'pensada'. O no. Eso es algo que deberán decidir los que piensan y mandan. Pero quizás el día o la hora, no sean acaso los elementos más urgentes a solucionar. Quizás habría que incidir en por qué la gente se queda fuera y no entra en la Catedral, o por qué los bares hacen su agosto cuando pasan las parihuelas.. sin que se apaguen las músicas, ni las luces, ni los cigarros.

Lo importante siempre será más necesario que lo accesorio. La piedad, antes que la cerveza. Eso es -o debiera ser- axiomático. Ahora bien, si lo que se busca con esta propuesta de cambio, es que mi amigo 'Mojama' venda ese primer sábado de la Cuaresma, toda la mercancía del carro, entonces me callo.