Y Don Juan Torres Silva vio cumplido su sueño

Sin duda alguna, la mañana de este pasado domingo, diecisiete de septiembre, formará parte de la historia de la Hermandad de las Angustias, al visitar de manera excepcional el colegio salesiano del Oratorio Festivo en el trascurso de su anual Rosario de la Aurora.

Un viejo anhelo que los nazarenos silentes de la plaza de las Angustias tenían en sus conversaciones de intrapiel, y que se ha ido macerando en el tiempo, provocando los suspiros y las lágrimas de más de un hermano al ver cómo la Virgen de sus humilladeros, arrimaba su dolor al patio donde muchos de ellos perdieron los dientes de leche, y aprendieron a leer y a escribir, y que sintieron un pellizco en las entrañas al ver cómo su pietá jerezana atravesaba el umbral de los pasillos de sus infancias.

Para tal efeméride no se dejó ningún fleco suelto. Desde la uniformada escolanía del colegio esperando a la comitiva, hasta la predicación de la Santa Eucaristía por parte del Reverendo Padre Santiago Gassin Ordoñez, voz y corazón salesiano por más señas.

Sobre la peana de las Viñas, escoltada por los candelabros de la Pastora de Capuchinos, y llevada a hombros por las andas del Crucificado de las Almas de la Sacramental de Santiago, la dolorosa sobre la que hace setenta y cinco años trabajara Ramón Chaveli, contuvo la pena con una leve sonrisa en los labios, hasta que se vio reflejada en un azulejo conmemorativo que sobre el lienzo de capilla de María Auxiliadora, recordará por siempre esta efeméride, sonrisa ésta que se alargó en el diálogo sin palabras que otro año más se produjo al llegar a La Plazuela, y contarse sus penitas ante la Virgen de la Esperanza, esta vez dejando que el sol dibujara de sombras los delirios de su mirada.

Un Rosario de la Aurora que pasará a la historia, extraordinario, diferente, que engrandece más si cabe el reverso de la moneda que supone esta jornada para la Virgen de la nana eterna, y que demostró una vez más que allá donde esté Ella, sus hijos desvencijados siempre la acompañarán.

Enhorabuena.

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