¿Y si la cofradía cogiera por el barrio? por Andrés Cañadas

Y volvió a surgir la eterna pregunta, una vez el Señor del Prendimiento terminó su paseo triunfal por la calle Cantarería. Es más. Habrá gente que una vez que ya pasó por allí, no volvería ni a verlo. No hacía falta. Había pasado el Cristo de sus amores, y después.. ¿para qué más?

Y esto mismo, trasladado a un montón de referencias cofradieras en la ciudad, cada una con sus componentes, circunstancias, y características diferentes, es lo que se preguntan muchos cofrades, y quizás también, algunos no cofrades. ¿Por qué las cofradías de Jerez, de manera casi unánime, salen de sus sedes en Semana Santa, y se marchan hacia el centro como si las persiguiera el mismísimo diablo? ¿No sería acaso más lógico, más hermoso, y más íntimo, que realizaran algún tipo de recorrido por el barrio, a la ida o a la vuelta?

¿Se imaginan a la Amargura entre los naranjos de Pío XII, o a las Angustias callejeando por Granados, Molineros o Campana, o a la Virgen de Amor y Sacrificio por Cañameros, o a la Piedad, transirtando de manera fúnebre por Santiago.. por citar tan sólo algunos ejemplos?

En Jerez no tenemos esta costumbre, quizás porque nos llegó muy dentro aquella vieja norma no escrita de don Rafael -que en Santa Gloria esté- que dictaba aquello del camino más corto, y en el menor tiempo posible. Por eso, las cofradías salen y se van, y pasean poco por sus barrios, salvo que el itinerario lógico y normal que conduce hacia Cristina, diga lo contrario. Por eso nos llama tanto la atención que una cofradía como el Prendimiento forme un auténtico alboroto en unas calles tradicionalmente suyas, aunque ¡nunca! hubiera pasado antes por ellas. ¡Alucinante!

Quizás tendríamos ya que revisar esta cuestión. Quizás, en esa reforma tan largamente anunciada y nunca ejecutada de nuestra Semana Mayor, pudiese tener hueco también la posible modificación de los itinerarios de las cofradías, lo que podría afectar también -y esto no sería malo para nada- a la forma de andar de unas corporaciones nazarenas, que en muchos casos suelen resultar tediosas en su contemplación. 

Ejemplos hay en los últimos años que nos hablan de esto mismo, ejemplos como los que nos señalan cofradías como las del Consuelo, la Clemencia, o la Paz de Fátima, a las que se unen otras de corte más tradicional, como La Candelaria o las Tres Caídas, corporaciones que han ganado mucho -muchísimo- desde que andan por sus barrios antes de poner proa hacia la calle Larga. 

Las cofradías cobran sentido junto a sus gentes, junto a su templos, y junto a sus barrios. Allí es donde viven todo el año, allí es donde se trabaja en pro de los más desfavorecidos, y allí es donde se expande y extiende la devoción a nuestras advocaciones penitenciales. El Prendimiento nos lo ha vuelto a demostrar, y ahora está en nosotros que lo queramos ver o no.

Y es que después de casi nueve horas de procesión, echen ustedes un vistazo a las redes sociales, y vean de qué trocito del recorrido es del que sigue hablando todo el mundo.