''Chismes'' por Luis Cruz de Sola

Tener tiempo para hablar con los amigos, encontrarte a gente por la calle y charlar sin necesidad de mirar el reloj, tomarte un café en una terraza esperando que pase alguien a quien aburrir con tus historias o abrumar con preguntas de cualquier tipo, son ventajas que conlleva la jubilación, al menos hasta que la cabeza o el cuerpo, o los dos, te obliguen a quedarte en casa o a ser tan insoportable en tus diatribas que todos se crucen de acera cuando te vean.

Compartir achaques y enfermedades, rememorar momentos desde la añoranza, presumir de hijos y nietos, y hasta hablar de la “mili”, son temas clásicos de estas charlas de “jubilata” a las que, al menos en nuestro caso, unimos con ilusión la de hablar de empresas bancarias y sus organismos y directores, obviando siempre, por saciedad y porque no nos gusta, hablar de cofradías, de Iglesia, de hermandades, de Semana Santa.

Y claro, hablando con tanta gente y con tanto tiempo libre, te llegan decenas de noticias, ciertas algunas, claras mentiras otras, a las que añadir, no podían faltar por supuesto, lo que en esta tierra llamamos chismes “supuestamente bancarios” que no son más que simples cotilleos con mejor o peor intención pero que, en general, son hilarantes y nos hacen reír y pasar un buen rato.

Fíjense ustedes que en estas últimas semanas nos han dicho con reiteración y alevosía:

    • Que una alta autoridad de un banco importante ha llamado desde un archipiélago muy lejano para intentar fichar a un ejecutivo tremendamente discreto, querido por todos en su ciudad y en las adyacentes, con el fin de que se desplace hasta aquel lugar de trabajo para que le ayude a solucionar ciertos problemas patrimoniales (hay que poner en valor algunos edificios), económicos (no se consigue recaudar lo que se desea) y, lo más importante, de palpable incapacidad de relación. Se pretende que esta persona, desde su sobrada experiencia y enorme conocimientos, arregle los problemas de un plumazo como ya ha hecho en su actual sucursal en la que es amigo de todos, y solucionado los problemas económicos sin pedir ni un euros.

El que nuestro amado ejecutivo no acepte la propuesta, por ahora, parece que proviene de un problema acaecido en su importante sucursal: le entran perros los domingos y caballos otros días de la semana, espantando a los pocos clientes que van llegando. El hecho es insólito y no nos lo creemos aunque nos juran y perjuran que existen hasta vídeos que recogen a los pobres animales deambulando sorprendidos entre los bancos de trabajo y asiento de los clientes.

Nuestro ejecutivo no sabe cómo actuar, aunque parece que alguien le ha dado una brillante idea: Imitar lo que otro banco muy venido a menos, hace cada año en su más importante sucursal en el extranjero para atraer clientes: dejar que cualquier persona de cualquier sexo, tipo o condición, entre con su mascota en la sucursal siendo recibidos por los jefes máximos del banco, llámense caballos, perros, gatos, tortugas, cuervos… y hasta camellos (véase el primer capítulo de “Maravillas Sagradas del Mundo” en Movistar). 

¿Se marchará nuestro ejecutivo a tierras insulares? ¿Abrirá la sucursal a nuevas mascotas? ¿Pedirá el traslado a otra sucursal como algunos dicen? ¿No pasará nada como es habitual en esta entidad financiera abandonada de la mano de Dios desde hace años? Como con todos los chismes de Tele 5, la solución la dirá el tiempo.

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    • Que hay un gerente de una sociedad bancaria, no nos han dicho de qué empresa y de qué ciudad, muy buena persona y “buena gente”. Tan buena persona y tan buena gente que, por lo visto, se traga todos los problemas y le toca dar siempre la cara mientras permite que sean otros los que manden y tomen decisiones desde la más oscura de las sombras y trabajando por alejar a los clientes de toda la vida. 

Parece que esta situación de “abuso” empezó con el intento del gerente de aplicar unas nuevas normas necesarias para el funcionamiento de la entidad en las que él mismo había participado, pero que alguien en el consejo de la entidad dijo que “leer era insano y muy peligroso” y como las normas eran cuantiosas y obligaban a trabajar y asumir responsabilidades, decidieron, en contra de su jefe, dejarlas guardadas en el cajón de las buenas intenciones… del jefe y de otros.

Esto, de la misma manera, no deja de ser otro chisme mal intencionado que a algunos, entre los que me incluyo, nos produce cierta preocupación por que la historia nos demuestra que se viven baches gordos hasta en las mejores empresas. ¿Conseguirá ese gerente, si hay algo de verdad en el bulo, restablecer el rumbo de la empresa recuperando sus demostrados buenos datos históricos? ¿Seguirá siendo machacado desde las buenas y bonitas palabras? 

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    • Que hay un director de una sucursal de banco que ha conseguido, siguiendo las mismas agresivas políticas de su nefasto antecesor, quedarse sin clientes en una zona, tampoco nos han dicho la entidad financiera y el lugar, de, por lo visto, amplio espectro de personas a las que poder enganchar para reflotar su negocio. Es más, hay otro chisme paralelo al que cuento, que dice que su único gran cliente, que sigue en el banco porque está cogido por donde dijimos, apenas aparece por la entidad financiera y que, cuando aparece, el director intenta fastidiarlo con alguna chorrada, comentario y hasta canciones.

¿Cómo va a ser verdad este chisme? ¿Alguien conoce a algún director de banco que intente echar a sus clientes de su oficina y consiga que allí no entre casi nadie y que a su único gran de cliente lo maltrate aprovechándose de que no puede marcharse a otra sucursal?

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    • Nos cuentan que un consejo de administración de una sociedad de cierto nivel, quiere dar un giro total a su desarrollo empresarial eliminando de un plumazo a ciertos directores que, durante una larguísima trayectoria, han ayudado a solucionar problemas gordos en momento puntuales y conseguido que funcione y obtenga razonables beneficios. 

Así, comentan (solo son chismorreos, que conste), que quieren eliminar a un director de personal que ha dirigido a un grupo de personas durante casi treinta años sin dar un solo problema y consiguiendo todos los objetivos que se le ha ido marcando. Comentan también que quieren cambiar a una directora de un área de patrimonio pese a que gran parte del patrimonio se conserva gracias a sus cuidados y a un trabajo desmedido y muy poco valorado. Por último, y para rematar la faena, parece que se pretende también eliminar a otro director de patrimonio que consiguió que uno de los grandes objetivos de la sociedad fuera puesto en valor y generara grandes beneficios inmateriales pero de buena imagen para la empresa.

¿Por qué estos cambios? No nos lo han dicho, aunque los malintencionados chismes dicen que hay miembros del consejo de administración que quieren ocupar estos lugares o dárselos a familiares o amiguetes. Por supuesto no nos creemos nada de esto, ¿Qué presidente de un consejo de administración, elegido por los accionistas no lo olvidemos, va a consentir tamaña tropelía sin fundamento? ¿Verdad que parece imposible? 

Y podríamos seguir contando chismes como el de un miembro de un consejo de administración de una corporación que se ha hecho alguna foto burlándose de aquel o aquello para el que supuestamente trabaja; el de algunos directores de sucursales bancarias que se odian entre sí, hablando mal y peor de otros compañeros del mismo banco y que después se besan y abrazan en los jopeos a los que son convocados, etc. etc. etc. Como diría un buen amigo mío: ¡en fin!

¿Comprenden ustedes lo divertido que es hablar solo de empresas y de bancos? Si habláramos de Iglesia y de cofradías seria especialmente aburrido porque este tipo de cosas no pasan nunca en nuestras parroquias y en nuestras hermandades, ¿verdad?

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