''¿Cuál es la crisis de las cofradías?'' por Pablo Baena

Observo con tristeza, cómo muchos de los que están al frente de las Hermandades y Cofradías, se están acomodando y relajando ante la situación que estamos viviendo. No sacar las imágenes a la calle los está dispensando de tener que buscar dinerito para la banda, para las flores, para la cera y todo eso que ya sabemos que acompaña el séquito del Sagrado Titular.

Al margen del desastre económico que esto está ocasionando, no rindo las ganancias cuando tengamos que poner en marcha otra vez el engranaje y la maquinaria de la "performance" de las procesiones, y los que tienen que vestir las túnicas y las dalmáticas o echarse encima los kilos de los pasos lleven dos años sin ver la cara del santo.

¿Se está aprovechando de alguna manera este desierto de la parte material para ampliar el oasis de la parte espiritual? ¿Se están abriendo más tiempo las iglesias y convocando a los hermanos a mantener viva la llama de la devoción con el rezo del Rosario ante los titulares como mínimo? ¿Nos seguimos deslomando vivos para juntar euritos y, ahora, que por desgracia no los podemos destinar a pagar la banda, destinarlos a solemnizar más los cultos con la música sacra, a procurar que la Virgen empiece a estar vestida de bordados de arriba abajo, o a restaurar eso del patrimonio que llevamos siglos viendo en mal estado y que tampoco cuesta tanto arreglar?

Me da a mí que en la mayoría de los casos, lo que estamos haciendo es apoltronarnos en el sillón.

Un día voy a contar yo de lo que ha sido capaz en tiempo de pandemia un pueblo enfervorizado por la Virgen de sus amores como es Bornos, pueblo ante el que me quito el sombrero porque ni siquiera viéndolo, me puedo llegar a creer lo que ha sido capaz de conseguir en un tiempo récord asistiendo a los pobres y haciendo lo mejor que pueden hacer las Hermandades: rezar mucho y con toda la solemnidad de la que son capaces y dar trabajo a tantas personas como viven de la artesanía sacra.

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