''Cuaresma... a pesar de todo'' por Andrés Cañadas

Déjame que te cuente una historia sin final feliz. Sin príncipes alcanzando la luna de Nissan, ni cielos limpios llenos de estrellas. Una historia seria. Triste incluso. Melancólica y lenta. Una historia vacía de otras historias, que este año se queda hueca de emociones, ausente de ecos y perfumes.

Es la historia de la Cuaresma sin Cuaresma. La que nos toca vivir otra vez, igual que hace doce meses, vacía de ilusiones... porque no tendrá premio de capirotes, ni pago de marchas sonando tras los pasos, ni palcos llenos de gente a partir del Domingo de Ramos. 

La historia de una pesadilla que nos muerde el alma desde que llegó hasta nosotros, iniciando un camino que aún no marca esa curva al final de largas rectas... que nos haga al menos imaginar la meta. La historia de la ceniza sin ceniza. La de los móviles echando de menos las nubes. La de los cultos trasladados de fecha porque sí, la de los besamanos sin besos ni manos, y calles sin ''cofrades a la calle''...

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La de la gente autómata no siendo feliz con un simple susurro de azahar. La de los inciensos apagados o furtivos. La de las madrugadas sin ruido de altavoces estridentes vomitando marchas. La de los cláxones no formando procesiones tras las parihuelas. La de los zapatos deseando volver a apretar. La de los lazos sin solapa. La de las presentaciones de carteles sin carteles. La de las bandas sin ensayos ni conciertos. La de las cámaras de foto metidas en un cajón echando de menos el 'low battery'.

La de los amores quinceañeros soñando nuevas primaveras... la de las puertas antes abiertas y ahora cerradas, y la de los programas cofradieros de televisión y radio, convertidos en actividad esencial.

Un blus de 'Hill Strett' a la jerezana. Un deseo de que todo pase cuanto antes... y una búsqueda de respuestas y esperanzas...

...y a pesar de todo, Cuaresma. 

Bendita, apasionada, arrebatadora, inmensa, y eterna Cuaresma... la que siempre nos enseñó a vivir y sentir, y ahora que está enfema de coronavirus, necesita de nosotros más que nunca.

Feliz Cuaresma a todos, y que Dios nos guarde y nos guíe por sus senderos de Luz.

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