'El Pregonero merece ser feliz' por Álvaro Ojeda

No entraba en mi terna, al menos en la de este año. De hecho, ninguno entraba en la terna, pero es el que es, y creo que es un acierto. A mí, jamás me invitarán a tal acontecimiento, por razones obvias, pero de hacerlo en las condiciones en las que han dejado los elefantes la cacharrería tras el verano, habría dicho que no. Taxativamente.

Por ello, Ángel, en primer lugar, me merece el mayor de los respetos, al tener la valentía de dar el paso al frente este año, aún pudiendo haber dicho que no y haber esperado el siguiente tren, que teniendo en cuenta su capacidad para escribir y comunicar, habría pasado como pasa el Alvia por la estación de Jerez.

Hay muchos pregoneros; los que lo buscan y no llegan nunca, los que lo darían y no quieren, o los que lo deben de dar y les llega su hora. Pero todo ellos, sobre todo los que dicen que sí, merecen un invierno plácido, una Cuaresma cariñosa y templada, y una Semana de Pasión que no olviden jamás. Es decir, el Pregonero merece ser feliz.

Ángel, que es al que le toca, merece sin sobresaltos tomarse todas las copas del mundo en los innumerables 'croquetazos', recoger todos los regalos para vestirse el día de marras, descubrir carteles, firmar libros de honor, atender las 'conviás' de los amigos, perderse en la soledad de ese Jerez con regusto de pestiños para rematar los versos, y vivir en cada segundo, lo que el contó que le contaron quienes ya lucen canas pregoneras.

Ángel, seguramente dará un pregón de la cuerda de esa quinta de oro de niños de La Salle que tanto y bueno han dejado para la historia de Villamarta. Un pregón, que Jerez espera con ilusión, porque creo, que así vendrá cargado. De pellizco, risas y llantos. Cosas de los niños atrapados en cuerpos viejos, como dijo Antonio Gallardo Molina.

El Jerez cofrade pondrá lo de siempre, los medios ese "pildoreo" necesario que tanto gusta a muchos y no tanto a otros, Gallardo su pisacorbatas, y la Soledad... la inspiración.

¿Y el Real Consejo? Pues que ponga felicidad. ¿Cómo?... dejando todo el protagonismo al Pregonero hasta que se baje de Villamarta al filo de las tres de la tarde. Creo que me explico. Es de Ley, y se lo merece.

¡Suerte Pregonero, que Villamarta te espera!