La milagrosa estampa del Señor de las Tres Caídas

Sucedió a comienzos del mes de noviembre. Un buen amigo de esta casa, diagnosticado de manera complicada, se preparaba para ser intervenido quirúrgicamente, por lo que marchó en compañía de los suyos al Hospital, donde fue ingresado en vísperas de la festividad de San Carlos Borromeo.

Dudas y nervios lógicos, que contaron con una sorpresa al entrar en la habitación dispuesta por el centro de salud, donde encontró una estampa, que cuando descubrió su envés, mostró la imagen del Señor de la Salud en sus Tres Caídas. Buen presagio. El Señor que tanto sabe de problemas de salud, recibiendo a este paciente en medio de sus tribulaciones y miedos.

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Llegó la jornada prevista. Tocó gotero y anestesia, y todo en orden y según lo previsto, como bien se encargó de comentar el cirujano responsable de la cita. Había que esperar resultados, así que cuando se pudiera, para casa, y a seguir la vida normal, eso sí, con las inequívocas señales de lo ocurrido, marcando cicatrices en el cuerpo, y también en el alma. Pero eso sí, antes de partir, se pidió a una enfermera que trajese aquella estampa que había quedado en la habitación.

Pero la respuesta no pudo ser más acertada: "Hay ya otro paciente en aquel cuarto.. ¿Por qué no la dejamos para que también siga allí el Señor repartiendo salud?

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Pasaron algunas semanas, y tocó de nuevo visita. Una de esas que tanto se parecen a la mañana de recogida de las notas en el colegio. Y ocurrió. Notable alto. Para sorpresa de los galenos, lo que parecía negro aparecía como blanco, y lo que se presumía vacío de luz, deslumbraba fulgores por todos lados. Grandes noticias que tomaron forma de gracias al Señor. Indiscutiblemente. Así que sin disimulo se dio gracias al que porta la Cruz al hombro por San Lucas, lo que llegó a oídos de la cofradía, que en un detalle de grandeza, regaló a este amigo su medalla, para que nunca falte en su hogar el calor de aquella salud que nos regala el Cielo por medio de sus señales.

Una historia de verdad. Una de tantas, que aún no está acabada.. porque aún sigue aquella estampa milagrosa en aquel rincón de camillas y batas blancas...

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