Por la razón que sea, esta imagen estaba perdida en la Parroquia de San Pedro. Actitudes y quizás aptitudes incomprensibles habían opacado esta visión hace ya muchos años. Incluso se habló de un accidente raro, que terminó mutilando el busto llamado del Ecce Homo que tantos y tantos años habíamos venerado en la jornada del Miércoles de Ceniza. De aquel besamanos, los más jóvenes, nunca han oído ni hablar.
Pero ahora corren nuevos vientos por la calle Bizcocheros. También por Antona de Dios, por cuyo acceso podemos encontrar ahora esta visión. El Ecce Homo de nuevo entronizado. Justicia. Lógica. Verdad. Normalidad.
Ahora lo único que hace falta es algo de dinero para hacerle un altar acorde a su categoría. Llegará.
¡Enhorabuena!