Una Patrona que lo llena todo

Y no hay más. Valga el titular de esta crónica, para contarles muy resumidamente, lo que pudimos vivir este domingo con nuestra Patrona, la Virgen de la Merced. Una imagen que cala poco a poco hasta los huesos, igual que lo hace la fina lluvia de otoño que aún no nos ha visitado.

Virgen poderosa, rotunda y milagrosa, su presencia lo llena todo y lo puede todo, y por eso, poco más hace falta decir sobre Ella, o sobre lo que Jerez vivió con Ella un año más desde su salida de la Basílica. Poco importaron los excesos y los defectos de la cita, o el desorden que por momentos provocó la contemplación de un cortejo, donde a veces da mucho coraje ver cómo los más cercanos al paso, van 'a su bola', sin atender las explicaciones y directrices de quienes mandan en la organización.

No importa. La Virgen es la que manda y siempre mandará, y es Ella y sólo Ella la que al fin y al cabo permite estas licencias a quienes se creen más papistas que el papa. Ella es grande, y además tiene hechuras de Reina soberana de esta ciudad, y eso es algo que pudimos ver sin duda alguna, porque todo en sus andas era medido y en forma, equilibrado y correcto.

Una Virgen morena y maravillosa que volvió a hacerse dueña de los sueños y las esperanzas, y a la que ahora sería conveniente no dejar sola hasta el año que viene, como solemos hacer habitualmente. Y por cierto, sobre esto último, sepan que este lunes, a las ocho de la tarde, comienza su Octava, y que el próximo fin de semana, la tendremos de besamanos. Allí nos vemos.